El 22% de los estadounidenses recurre ya a agentes virtuales para tratar aspectos de su salud mental. El bot no juzga, está disponible 24/7 y es capaz de identificar pautas con pasmosa facilidad Leer
El 22% de los estadounidenses recurre ya a agentes virtuales para tratar aspectos de su salud mental. El bot no juzga, está disponible 24/7 y es capaz de identificar pautas con pasmosa facilidad Leer
Es relativamente sencillo caer en la tentación de la caricatura y atribuir al agente virtual un papel ramplón de parapeto. Lo cierto es que estos soldados anónimos sirven para que muchas compañías creen con el consumidor un primer punto de contacto: los bots han venido para colonizar las áreas de atención al cliente, aunque también asisten a un empleado humano para que sepa dar en cada momento la respuesta adecuada cuando le toca hablar con alguien.. Pero los grandes modelos de lenguaje y las capas que sobre los mismos colocan startups de todo tipo permiten usos más sofisticados. Uno de ellos es el psicológico. A eso se dedica Woebot, empresa que afirma que, en Estados Unidos, el 22% de los ciudadanos ha recurrido ya en alguna ocasión a chatbots específicos de salud mental.. Barra para casa o no, lo cierto es que lo que dice el estudio de Woebot lo confirma una de las habilidades más demandadas en Luzia, el chatbot español multiusos, donde muchos chavales acuden a exponer sus problemas para que el algoritmo sabio arroje algo de luz. Algunas de las ventajas del agente digital son obvias. Su disponibilidad es permanente, llueva o truene, y si una crisis nocturna golpea, ese recurso estará allí para procurar apoyo. Además, el factor prejuicio desaparece: quien se confiesa sabe que su confesor no le mide moralmente, luego dispone de mayor libertad para expresarse.. Los agentes de Woebot utilizan técnicas de terapia cognitivo-conductual (TCC) para auxiliar a la gente en la gestión de problemas como el estrés, la ansiedad y, en menor medida, la depresión. Otra plataforma similar, Wysa, combina herramientas basadas en TCC, Terapia Dialéctico-Conductual (DBT) y mindfulness y reserva un segundo escalón de profundidad para que intervengan psicólogos humanos. Earkick recurre a la IA para analizar marcadores fisiológicos y conversaciones, estimando así la salud mental del usuario. Pacifica se orienta al control de la ansiedad y ofrece pautas de meditación y relajación. Según Precedence Research, el mercado de los chatbots con habilidades psicológicas facturó en 2023 más de 480 millones de euros en EEUU y crece anualmente a una tasa superior al 6%.. Si se escarba y se desciende al detalle, las técnicas generalmente utilizadas en estos casos permiten hilar fino, al menos desde un punto documental e identificando pautas universales en psicología. Al fin y al cabo, los humanos no dejan de formar una secuencia infinita de reproducciones en serie. Con pasmosa facilidad, el agente puede señalar pensamientos negativos repetitivos, ayudar a identificar los factores que desencadenan estrés o ansiedad o sugerir estrategias para modificar el lenguaje (tan crucial) y dar una respuesta diferente ante una pregunta habitual (estoy harto versus podría estar mejor).. Debido a su carácter aplicado y desapasionado, el bot también es capaz de monitorear datos diarios como la cantidad y la calidad del sueño, la dieta o las rutinas deportivas, y en su piel de notario registra esa información sin sesgos emocionales, aportando clarividencia a esa persona a menudo nublada por el estado de ánimo del día o de la semana. El seguimiento, la detección de manías y los cambios de conducta, toda esa colecta desapasionada se materializa sin esfuerzo ni pausa, sin reproches, con una adaptación sorprendente al estilo de cada cual y a sus necesidades y requerimientos.. Las empresas responsables de estos chatbots lanzan siempre una advertencia: no sustituyen la atención prestada por un profesional, tan sólo la complementan. El problema que puede plantearse a medio plazo es que sea el propio paciente quien prefiera al algoritmo y deje de lado a su interlocutor humano, en cuyo caso también la psicología -como tantas otras profesiones- se vería fuertemente trastocada por la inteligencia artificial.
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