Entramos con Beatriz Serrano (Madrid, 1989) en la suntuosa suite de un hotel madrileño para hablar de su novela finalista del premio Planeta 2024, Fuego en la garganta. La decoración lujosa la aturde, también la gigantesca terraza que rodea la habitación, más grande, imagina una, que su piso de millennial. Serrano se hizo merecidamente popular por un título que relata las penurias de una trabajadora aburrida que sobrevive con ansiolíticos y YouTube: El descontento. Y ha alcanzado la cúspide de la fama literaria con un libro que hace que uno sienta deseos de llevarse las manos al cuello, agobiado tal vez. Fuego en la garganta, habla de una niña cuya madre la abandona pronto. Su encuentro en las redes con tres amigas determinará su presente solitario y un nuevo concepto de familia, virtual. Aunque la protagonista, Blanca, no encuentra su lugar en el mundo, Beatriz Serrano, periodista y creadora de un pódcast que no deja indiferente a nadie, Arsénico Caviar, lo ha encontrado a la primera: la literatura y su capacidad para hacerse preguntas molestas sin ofrecer respuestas fáciles. Días después de recibir su premio, el 15 de octubre, el pueblo donde se crio, Alfacar, se vio destrozado por la riada que sembró de cadáveres la provincia. Cara y cruz de un tiempo feliz y pesaroso.. Los ‘millennials’ tiramos del sarcasmo: aceptamos contratos basura, condiciones de mierda…, pero somos luchadores. Lo que me gusta en la literatura es hacerme muchas preguntas, cuestionarme y generar dudas y, sobre todo, no dar respuestas fáciles. Hubo una etapa en el instituto en el que me sentía fuera de lugar. En ese momento, Internet me salvó. No me gustaría encasillarme en un género concreto, pero me interesa la novela contemporánea
finalista del premio planeta 2024
Entramos con Beatriz Serrano (Madrid, 1989) en la suntuosa suite de un hotel madrileño para hablar de su novela finalista del premio Planeta 2024, Fuego en la garganta. La decoración lujosa la aturde, también la gigantesca terraza que rodea la habitación, más grande, imagina una, que su piso de millennial. Serrano se hizo merecidamente popular por un título que relata las penurias de una trabajadora aburrida que sobrevive con ansiolíticos y YouTube: El descontento. Y ha alcanzado la cúspide de la fama literaria con un libro que hace que uno sienta deseos de llevarse las manos al cuello, agobiado tal vez. Fuego en la garganta, habla de una niña cuya madre la abandona pronto. Su encuentro en las redes con tres amigas determinará su presente solitario y un nuevo concepto de familia, virtual. Aunque la protagonista, Blanca, no encuentra su lugar en el mundo, Beatriz Serrano, periodista y creadora de un pódcast que no deja indiferente a nadie, Arsénico Caviar, lo ha encontrado a la primera: la literatura y su capacidad para hacerse preguntas molestas sin ofrecer respuestas fáciles. Días después de recibir su premio, el 15 de octubre, el pueblo donde se crio, Alfacar, se vio destrozado por la riada que sembró de cadáveres la provincia. Cara y cruz de un tiempo feliz y pesaroso.. Los ‘millennials’ tiramos del sarcasmo: aceptamos contratos basura, condiciones de mierda…, pero somos luchadores. Basándonos en su primera novela, El descontento, título que viene muy a cuento, ¿se siente usted escéptica de la sociedad?Creo que sí, soy escéptica de la sociedad. Estoy un tanto desencantada de la sociedad. Esto es como la primera frase de Dostoyevski que sale en El descontento, de Los hermanos Karamazov: «Cuando más amo a la humanidad, menos me gustan las personas en particular». Soy parte de una generación que no somos ni los primeros ni los últimos, todos tienen sus propias crisis y dificultades. Pero creo que la de los millennials, es la de los «sobradamente preparados» con una falta de trabajo brutal. Éramos más conscientes de lo que nos lo habían quitado o robado, que era un sueño: la idea de prosperar, que íbamos a vivir mejor que nuestros padres, igual que ellos vivieron mejor que nuestros abuelos. Nos hemos tenido que adaptar a otra realidad. Tiramos mucho del sarcasmo como escudo, del sentido del humor, que aceptamos contratos basura, condiciones de mierda, pero al mismo tiempo, somos luchadores pero desencantados. Sucede lo de Errejón y tampoco te sorprendes. Sé que mis padres vivieron sus crisis y la gasolina estaba por las nubes. Pero esto…. Segunda novela y semejante premio. ¿Cómo se lo toma una millennial?Yo cuando subí al escenario, creo que dije: «Esto parece un fallo Matrix, realmente» (risas), un fallo en el sistema. Hay sensación de irrealidad, de desconcierto. Yo comentaba que, parece un poco premonitorio, en la presentación de libreros, decía para mí ha sido un regalo y una suerte porque nunca me había cambiado la vida por algo superbueno. Cuando lo ha hecho es porque ha cerrado la empresa donde trabajaba, porque te han echado o por una enfermedad. Pero ahora me puedo dedicar a escribir, al menos durante un tiempo, tranquila. Tanto la literatura como el periodismo son profesiones muy precarias. Están muy romantizadas, pero son precarias. La parte económica es lo que me ha generado esta libertad, es poder permitirme no levantarme a las 5 de la mañana para escribir y luego cumplir con una jornada laboral. Con el premio, al final, tengo más de cuatro o cinco años de salario, y puedo dedicarme a esto, aunque sea sin grandes lujos. Para mí, este es el verdadero premio.. Serrano ya tiene nuevas ideas en la cabeza.JORGE PARÍS. Cuando la llamaron creadora de contenido (o influencer) se quejó. Ahora ya es una novelista y premiada.La gente me llamaba creadora de contenido por tener un pódcast. Y yo veía que a figuras mucho más mayores que yo, ponte que a Manuel Jabois, que tiene colaboraciones, está en la radio, le llamen así. Yo justamente reivindico lo contrario. Realmente llevo desde los 18 años escribiendo, aunque sea en blogs, en periodismo…. Parece que El descontento apareció de la nada y la gente decía, ‘Esta chica que es escritora’. Yo reivindicaba lo contrario, no me gusta esa etiqueta porque, además, qué significa: ¿haces algo para una marca igual que escribes un libro? Por ser joven y estar en internet, no creo que se me deba llamar creadora de contenidos. Y me considero escritora y tengo un pódcast.. Lo que me gusta en la literatura es hacerme muchas preguntas, cuestionarme y generar dudas y, sobre todo, no dar respuestas fáciles. En su pódcast, Arsénico Caviar, se presenta así: «Creemos que el odio une y define más que el amor, y si el amor puede mover montañas, nosotros queremos dinamitarlas». ¿Necesita seguir dinamitando conceptos para crecer? Creo que necesito seguir dinamitando elementos. Por ejemplo, en Arsénico Caviar, cuando hablamos de que el odio une más que el amor, nos referimos a que el pensamiento crítico debe estar presente. Por ejemplo, hablar de salud mental es un tabú. Pero, ¿cómo podemos decir eso? Lo que pasa es que solo hablamos de ansiedad y de depresión. Si queremos hablar de ello, vamos a hablar también de que se han creado un montón de apps con sicólogos a 5 euros para tratarla; de que estamos recomendando a todo el mundo ir a terapia cuando igual deberíamos pedir mejores condiciones en la empresa. Sí que creo que hay una falta de ir más allá. Todo ha quedado reducido a 140 caracteres. Tienes que tener una opinión superrápida y supervehemente sobre cualquier tema. A mí esto me da rabia. Lo que me gusta en la literatura es hacerme muchas preguntas y ver a dónde me llevan, cuestionarme y plantearme cosas, generar dudas y, sobre todo, no dar respuestas fáciles.. Beatriz Serrano en el hotel donde se celebró la entrevista.JORGE PARÍS. Parece que de este planteamiento crítico sale el germen de su novela ‘Fuego en la garganta’.Para mí, es una novela que trata mucho sobre los silencios. Y cómo estos pesan al final llenan las habitaciones de las casas familiares. Con el tema de la madre de Blanca, la protagonista, intento plantearme si es posible escapar de una herencia: no económica, sino la personalidad, las condiciones… lo que te dicen que ha sido tu madre. Y una cosa que me interesaba mucho tratar es como seres inadaptados de esta sociedad, como esa madre, terminan engendrando monstruos o personas todavía más inadaptadas.. ¿Escribió esta novela pensando en un público lector joven?La verdad es que no, lo hice desde una versión adulta. Siempre he tenido cierta predisposición a las novelas iniciáticas. Mujercitas, Elena Ferrante, Nada, de Carmen Laforet, La mala costumbre, de Alana S. Portero… siempre he tenido predilección por esa etapa tan confusa de nuestras vidas. Dejas de ser un niño, pero todavía no eres un adulto. En ese periodo pasan muchas cosas. Tengo la sensación de que cuando yo era pequeña, me faltaba la versión femenina de esta literatura. En mi caso, en mi colegio nos hicieron leer El guardián entre el centeno (de Salinger), que nos flipó. Pero luego leí Nada, Entre visillos, de Martín Gaite, Con rabia, de Lorenza Massetti, pero la experiencia femenina, no solo cuando está cambiando tu cuerpo, sino que tú observas que hay otra mirada de fuera, que es de deseo, es una experiencia muy distinta a la del hombre. Él se expande, porque encuentra su lugar en el mundo, y nosotras nos encogemos como de la vergüenza. Esto no ha sido ir hacia un público juvenil, sino que siempre me ha gustado algo más basado en mi propia infancia de los extrarradios de provincias.. Hubo una etapa en el instituto en el que me sentía fuera de lugar. En ese momento, Internet me salvó. Las protagonistas de su novela viven en las redes. ¿Usted ha conocido la contradicción de estar sola pero tener 3 millones de amigos?Antes no eran las redes, sino los foros: entrabas por intereses comunes, que podía ser la música gótica, Marilyn Manson. Los chats en los que te agregabas a internet. Pero no era tan expositivo, sino que ibas buscando pequeños espacios comunitarios, donde encontrabas a gente más afín. Esto lo encontré cuando llegó el primer ordenador a casa. Me pasaba el día leyendo, escribiendo, buscando información… Me atraía mucho eso. Hubo una etapa en el instituto en el que me sentía fuera de lugar. En ese momento, Internet me salvó porque era una ventana donde encuentras alguien con quien hablar, algo tan simple como eso. En Internet sucedía lo que ha pasado toda la vida. Es más fácil desahogarte con los demás que con tus amigos. Siempre hay un foro donde habrá gente dispuesta a ayudarte. Mi madre me enseñó a ser superindependiente y eso me ha convertido en una adulta a la que le cuesta pedir ayuda.. ‘Fuego en la garganta’, finalista del Premio Planeta 2024.JORGE PARÍS. La herencia materna es mucho más potente que la paterna en su libro, quizás tenga que ver con esto.La gente de mi generación ha tenido padres de poca presencia. Era más habitual la presencia de la madre, que se ocupara de todo, que se quedaba contigo. ¿Cómo no va a ser más potente ese vínculo si pasabas mucho más tiempo con ella que con él y pasabas más tiempo en sus faldas?. No me gustaría encasillarme en un género concreto, pero me interesa la novela contemporánea. ¿Qué está preparando ahora que se ha asegurado la nómina durante unos años?La literatura está para hacerse preguntas y para explorar. Me interesa más la novela contemporánea, lo que sucede a mi alrededor, pero no me gustaría encasillarme en un género concreto. Hay muchos autores a los que admiro que pueden jugar un poco dentro de lo contemporáneo. Sí que tengo idea de lo siguiente: está muy verde, pero se asemejaría más a El descontento. Como dijo Chuck Palahniuk, un libro lo terminas cuando empiezas a pensar en el siguiente. Y es verdad. De repente, la cabeza se te va a otra parte. Se te enciende una lucecita. Y eso ya me ha pasado.
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