«Durante muchísimos siglos había novelas protagonizadas básicamente por varones y en las entrevistas no les preguntaban por qué sus novelas estaban protagonizadas por varones. Eso ahora cambió. Para los lectores, la industria y la crítica y para nosotras mismas. Las historias contadas por mujeres son tanto o más importantes que los varones. Y hay una apertura a recibirlas. Lo que cambió es la cabeza de todos nosotros». La escritora Claudia Piñeiro ha volado por primera vez de Argentina a la Feria del Libro de Madrid para exprimir este evento que reúne en un parque a autores y lectores y presentar su última novela, La muerte ajena (Alfaguara), una historial brutal donde una periodista se enfrenta a la caída mortal de una escort desde el apartamento de un rico empresario. Un título que, como dijo Rosa Montero «te atrapa y no lo puedes dejar».. Literatura femenina. Piñeiro, de 65 años, ha aceptado responder unas preguntas a 20minutos, en una especie de tertulia en diferido con otras autoras que también presentan novela estos días. A todas se les ha preguntado lo mismo con un tema casi común, la presencia de la mujer y la eterna cuestión de si existe una literatura femenina pujante.. Care Santos (Mataró, 1970) publica El amor que pasa (Destino), un relato epistolar de cómo sus padres se conocieron. «Las autoras sin duda somos cada vez más, pero estamos aún lejos de la paridad. Las que son mayoría son las lectoras, que se interesan por temas que resuenan en ellas y que las afectan. Y quiero pensar que también hay una parte de los lectores que siente interés por lo que contamos las mujeres, es decir, la otra mitad de la población. Poco a poco los señores vencen sus reticencias a leer libros escritos por mujeres».. María Zaragoza sitúa La fábrica de ángeles (Planeta) en los felices años veinte de Madrid, donde florece un mundo nocturno de oropel y donde los asesinatos empiezan a multiplicarse. «Si llama la atención que haya más historias desde el punto de vista femenino, quizá es porque hasta ahora no había una proporción equiparable en cuanto a las historias que se contaban. No creo que interesen más, sino que hay más voces y más posibilidades. Lo que sí se sabe es que hay más lectoras que lectores, y quizá eso pueda influir de alguna manera».. Por su parte, la periodista y escritora Berna González-Harbour publica una potente trama familiar en torno a un testamento, Qué fue de los Lighthouse (Destino). «Siempre hubo grandes historias de mujeres en literatura (Karenina, Bovary…), la novedad es que hoy están escritas por fin por mujeres, algo que era excepcional en el pasado. La mayoría de lectores son lectoras. Era una asignatura pendiente».. La realidad como motor. Respecto a los asuntos que mueven sus resortes literarios, todas señalan que la realidad es uno de esos motores, pero sin pretender convertirla en un mensaje subliminal. «Yo intento retratar mi realidad, lo hago en cada una de mis novelas. Acompañar mi tiempo y aprender sobre él es lo que me motiva. No se trata de dar mensajes, sino de retratar, de reflexión», señala González-Harbour.. Zaragoza aporta su personal debate: «Yo no creo que el autor tenga más obligación que escribir y hacerlo lo mejor posible con lo que tenga. Ahora bien, también creo que no podemos escapar de quiénes somos y de qué nos preocupa, y eso de una forma más o menos evidente se filtra en lo que hacemos. Muchas de mis preocupaciones sobre el mundo actual, de las cosas que me pregunto sobre hacia dónde vamos están en mi novela».. Claudia Piñeiro se define como activista en su vida particular: «Soy activista de muchas causas en mi país, pero ese activismo lo practico en otros lugares que no son los libros. La literatura la guardo para contar historias. Pero una es una sola persona y a veces se mezcla con sus personajes y esas preocupaciones que me aquejan día a día se meten en los personajes, que estamos influidos por las mismas cosas».. «La autora es libre, esa es una de las maravillas de la escritura (también de la lectura). Mi mayor preocupación es emocionar a quienes me leen con algo que antes me emocionó a mí. Escribir es un acto de comunicación de igual a igual donde una parte trata de seducir a la otra. En una novela nada puede ser ajeno a la literatura», subraya por su parte Care Santos.. La defensa del español. El hilo argumental de este año de la Feria del Libro es el español en Nueva York ilumina la Feria, de lo que hablan las cuatro. Santos: «Nueva York forma parte de un imaginario del deseo y como tal se ha convertido en escenario de la ficción. Yo no puedo vaticinar qué pasará en Estados Unidos, pero sí lamento que no se apoye el plurilingüismo y que se trabaje en políticas que empobrecen a la gente, a su país y al mundo».. María Zaragoza va más allá: «Creo que intentar frenar la expansión de una lengua es como intentar frenar el mar con las manos. A la larga no creo que sea el idioma precisamente lo que vaya a pagar un precio alto, sino la calidad de vida de las personas, que me parece muchísimo peor».. Claudia Piñeiro distingue entre la literatura norteamericana y la protección del español en EE UU. «Somos muy lectores en Argentina de literatura norteamericana. Borges y Bioy Casares tenían un sello que traducía estas obras. Eso no tiene nada que ver con lo que pensemos con las políticas actuales de ese país. Trump es circunstancial y el español viene de siglo, continuará siglos y continuaremos defendiendo».. González-Harbour es, por su lado, contundente: «Todo lo diverso amenaza en los EE. UU. de Trump y también la literatura. Muchos ya no acudiremos a sus festivales. A otros muchos no les dejarán entrar. Los aranceles marcarán una frontera también cultural. Y la pérdida será para todos».. Los temas de sus libros: muerte, amor, desamor…. El misterio que sobrevuela las cuatro novelas de las autoras aquí convocadas, «es tan humano como el comer, amar o dormir. Nos intrigan los enigmas y nos atrae lo letal. La muerte es un desencadenante que funciona de forma fulminante en el caso de Qué fue los Lighthouse», subraya Berna González-Harbour.. Care Santos, que ha novelado la historia de amor de sus padres añade un concepto distinto: «En mi novela es más importante el amor capaz de desafiar a la muerte».. María Zaragoza sabe de qué habla, su libro describe truculentos crímenes. «Me interesa explorar a personajes celosos, controladores, asesinos, manipuladores, no sé si por intentar comprender o por la satisfacción que puede dar el hallar, cómo detenerlos. También me interesan las personas que se convierten en héroes desinteresados».. Para Piñeiro, «el amor es uno de los grandes enigmas de la humanidad. Pero la muerte nos inquieta y perturba y atrae. Si hay una muerte violenta o confusa, genera la intriga y el suspense…». La Feria del Libro. Las cuatro novelistas acuden a la Feria del Libro de este año como autoras y como lectoras, aunque destaca, por el debut, el caso de Claudia Piñeiro, que no había estado nunca antes. «Tenía mucha ilusión, es muy diferente a todas las demás. Es en un parque, todo el tiempo estás caminando y hay montones de escritores todo el tiempo a la vez, que están permanentemente firmando. Quería conocer esta experiencia y me hizo mucha ilusión conocer a mucha gente, otra dinámica, estar firmando al lado de otros escritores o de Manuela Carmena: una experiencia como lectora y como persona que admira a otras. Y por otro lado, me llevo libros, que no se consiguen en Argentina y allí cuestan el doble».. «Intentaré no romperme nada este año comprando la lista que llevo de lo que quiero adquirir. Hace un par, me desgarré el trapecio por el peso de la bolsa porque no sé lo que es ser comedida. Como autora, tener la oportunidad de acercarme a los lectores. Las ferias y los clubes de lectura son los que ponen de manifiesto que el ciclo se completa. Escribir un libro es un acto de comunicación que no tiene sentido si no hay alguien al otro lado que lo lee», manifiesta María Zaragoza.. Care Santos tiene también grandes expectativas puestas en esta edición: «Como autora, espero reencontrarme con todos esos lectores, que una vez al año, visitan la feria del libro y me buscan. Y también conocer algunos nuevos. Esos encuentros con los lectores me dan energía para todo el año.. Como lectora, espero poder pasear, comprar en mis casetas favoritas, que siempre son las mismas, descubrir algún libro inesperado, encontrar amigos, sentir el calorcito del sol».. González-Harbour desea «el contacto con el público después de cuatro años de trabajo en solitario. No tiene precio ese calor».. Firmas codiciadas. Claudia Piñeiro cuenta que entre amigos suelen pedirse dedicatorias. «Entre los autores importantes, tengo algunas, como de Saramago y de Vargas Llosa, pero aprecio tanto las de los grandes autores como las de los amigos», concluye.. Care Santos destaca una: «guarda Tengo muchos libros dedicados por autores admirados y por grandes amigos. El tesoro de mi biblioteca lo compré en una librería de viejo hace unos años: un ejemplar de Cara de plata firmado por Valle-Inclán».. Para Zaragoza, lo más valioso es otra cosa: «Sí guardo unas cuantas de gente querida, muy personales, que atesoro, sobre todo las de amigos escritores que ya no están y que, en un momento dado, confiaron en mí, como Fernando Marías o Antonio Gala».. Berna es más crítica: «No soy fetichista. Sé a quién he conocido, a quien he leído y lo que me ha impresionado de ella o de él. Y a mí me impresionan los libros, no los autores. Demasiados me han decepcionado en persona», remata.
Las cuatro publican novela, donde la familia y lo femenino abundan. Todas están en la Feria del Libro de Madrid
«Durante muchísimos siglos había novelas protagonizadas básicamente por varones y en las entrevistas no les preguntaban por qué sus novelas estaban protagonizadas por varones. Eso ahora cambió. Para los lectores, la industria y la crítica y para nosotras mismas. Las historias contadas por mujeres son tanto o más importantes que los varones. Y hay una apertura a recibirlas. Lo que cambió es la cabeza de todos nosotros». La escritora Claudia Piñeiro ha volado por primera vez de Argentina a la Feria del Libro de Madrid para exprimir este evento que reúne en un parque a autores y lectores y presentar su última novela, La muerte ajena (Alfaguara), una historial brutal donde una periodista se enfrenta a la caída mortal de una escort desde el apartamento de un rico empresario. Un título que, como dijo Rosa Montero «te atrapa y no lo puedes dejar».. Literatura femenina. Piñeiro, de 65 años, ha aceptado responder unas preguntas a 20minutos, en una especie de tertulia en diferido con otras autoras que también presentan novela estos días. A todas se les ha preguntado lo mismo con un tema casi común, la presencia de la mujer y la eterna cuestión de si existe una literatura femenina pujante.. Claudia Piñeiro, escritora argentina.CEDIDA. Care Santos (Mataró, 1970) publica El amor que pasa (Destino), un relato epistolar de cómo sus padres se conocieron. «Las autoras sin duda somos cada vez más, pero estamos aún lejos de la paridad. Las que son mayoría son las lectoras, que se interesan por temas que resuenan en ellas y que las afectan. Y quiero pensar que también hay una parte de los lectores que siente interés por lo que contamos las mujeres, es decir, la otra mitad de la población. Poco a poco los señores vencen sus reticencias a leer libros escritos por mujeres».. Retrato de la escitora Care Santos.Xavier Torres-Bacchetta. María Zaragoza sitúa La fábrica de ángeles (Planeta) en los felices años veinte de Madrid, donde florece un mundo nocturno de oropel y donde los asesinatos empiezan a multiplicarse. «Si llama la atención que haya más historias desde el punto de vista femenino, quizá es porque hasta ahora no había una proporción equiparable en cuanto a las historias que se contaban. No creo que interesen más, sino que hay más voces y más posibilidades. Lo que sí se sabe es que hay más lectoras que lectores, y quizá eso pueda influir de alguna manera».. Por su parte, la periodista y escritora Berna González-Harbour publica una potente trama familiar en torno a un testamento, Qué fue de los Lighthouse (Destino). «Siempre hubo grandes historias de mujeres en literatura (Karenina, Bovary…), la novedad es que hoy están escritas por fin por mujeres, algo que era excepcional en el pasado. La mayoría de lectores son lectoras. Era una asignatura pendiente».. ‘La muerte ajena’, de Claudia Piñeiro.CEDIDA/Alfaguara. La realidad como motor. Respecto a los asuntos que mueven sus resortes literarios, todas señalan que la realidad es uno de esos motores, pero sin pretender convertirla en un mensaje subliminal. «Yo intento retratar mi realidad, lo hago en cada una de mis novelas. Acompañar mi tiempo y aprender sobre él es lo que me motiva. No se trata de dar mensajes, sino de retratar, de reflexión», señala González-Harbour.. Qué fue de los Lighthouse, de Destino.CEDIDA/Destino. Zaragoza aporta su personal debate: «Yo no creo que el autor tenga más obligación que escribir y hacerlo lo mejor posible con lo que tenga. Ahora bien, también creo que no podemos escapar de quiénes somos y de qué nos preocupa, y eso de una forma más o menos evidente se filtra en lo que hacemos. Muchas de mis preocupaciones sobre el mundo actual, de las cosas que me pregunto sobre hacia dónde vamos están en mi novela».. María Zaragoza firmará en la Feria los días 13,14 y 15 de junio.CEDIDA. Claudia Piñeiro se define como activista en su vida particular: «Soy activista de muchas causas en mi país, pero ese activismo lo practico en otros lugares que no son los libros. La literatura la guardo para contar historias. Pero una es una sola persona y a veces se mezcla con sus personajes y esas preocupaciones que me aquejan día a día se meten en los personajes, que estamos influidos por las mismas cosas».. «La autora es libre, esa es una de las maravillas de la escritura (también de la lectura). Mi mayor preocupación es emocionar a quienes me leen con algo que antes me emocionó a mí. Escribir es un acto de comunicación de igual a igual donde una parte trata de seducir a la otra. En una novela nada puede ser ajeno a la literatura», subraya por su parte Care Santos.. La defensa del español. El hilo argumental de este año de la Feria del Libro es el español en Nueva York ilumina la Feria, de lo que hablan las cuatro. Santos: «Nueva York forma parte de un imaginario del deseo y como tal se ha convertido en escenario de la ficción. Yo no puedo vaticinar qué pasará en Estados Unidos, pero sí lamento que no se apoye el plurilingüismo y que se trabaje en políticas que empobrecen a la gente, a su país y al mundo».. ‘Lá fábrica de ángeles’ de María Zaragoza.CEDIDA/Planeta. María Zaragoza va más allá: «Creo que intentar frenar la expansión de una lengua es como intentar frenar el mar con las manos. A la larga no creo que sea el idioma precisamente lo que vaya a pagar un precio alto, sino la calidad de vida de las personas, que me parece muchísimo peor».. Claudia Piñeiro distingue entre la literatura norteamericana y la protección del español en EE UU. «Somos muy lectores en Argentina de literatura norteamericana. Borges y Bioy Casares tenían un sello que traducía estas obras. Eso no tiene nada que ver con lo que pensemos con las políticas actuales de ese país. Trump es circunstancial y el español viene de siglo, continuará siglos y continuaremos defendiendo».. González-Harbour es, por su lado, contundente: «Todo lo diverso amenaza en los EE. UU. de Trump y también la literatura. Muchos ya no acudiremos a sus festivales. A otros muchos no les dejarán entrar. Los aranceles marcarán una frontera también cultural. Y la pérdida será para todos».. Los temas de sus libros: muerte, amor, desamor…. El misterio que sobrevuela las cuatro novelas de las autoras aquí convocadas, «es tan humano como el comer, amar o dormir. Nos intrigan los enigmas y nos atrae lo letal. La muerte es un desencadenante que funciona de forma fulminante en el caso de Qué fue los Lighthouse», subraya Berna González-Harbour.. Berna González-Harbour firmará en la Feria el martes 10 de junio, el viernes 13 y el 14.CEDIDA. Care Santos, que ha novelado la historia de amor de sus padres añade un concepto distinto: «En mi novela es más importante el amor capaz de desafiar a la muerte».. María Zaragoza sabe de qué habla, su libro describe truculentos crímenes. «Me interesa explorar a personajes celosos, controladores, asesinos, manipuladores, no sé si por intentar comprender o por la satisfacción que puede dar el hallar, cómo detenerlos. También me interesan las personas que se convierten en héroes desinteresados».. Para Piñeiro, «el amor es uno de los grandes enigmas de la humanidad. Pero la muerte nos inquieta y perturba y atrae. Si hay una muerte violenta o confusa, genera la intriga y el suspense…». ‘El amor que pasa’, de Care Santos.CEDIDA/Destino. La Feria del Libro. Las cuatro novelistas acuden a la Feria del Libro de este año como autoras y como lectoras, aunque destaca, por el debut, el caso de Claudia Piñeiro, que no había estado nunca antes. «Tenía mucha ilusión, es muy diferente a todas las demás. Es en un parque, todo el tiempo estás caminando y hay montones de escritores todo el tiempo a la vez, que están permanentemente firmando. Quería conocer esta experiencia y me hizo mucha ilusión conocer a mucha gente, otra dinámica, estar firmando al lado de otros escritores o de Manuela Carmena: una experiencia como lectora y como persona que admira a otras. Y por otro lado, me llevo libros, que no se consiguen en Argentina y allí cuestan el doble».. «Intentaré no romperme nada este año comprando la lista que llevo de lo que quiero adquirir. Hace un par, me desgarré el trapecio por el peso de la bolsa porque no sé lo que es ser comedida. Como autora, tener la oportunidad de acercarme a los lectores. Las ferias y los clubes de lectura son los que ponen de manifiesto que el ciclo se completa. Escribir un libro es un acto de comunicación que no tiene sentido si no hay alguien al otro lado que lo lee», manifiesta María Zaragoza.. Care Santos tiene también grandes expectativas puestas en esta edición: «Como autora, espero reencontrarme con todos esos lectores, que una vez al año, visitan la feria del libro y me buscan. Y también conocer algunos nuevos. Esos encuentros con los lectores me dan energía para todo el año.. Como lectora, espero poder pasear, comprar en mis casetas favoritas, que siempre son las mismas, descubrir algún libro inesperado, encontrar amigos, sentir el calorcito del sol».. González-Harbour desea «el contacto con el público después de cuatro años de trabajo en solitario. No tiene precio ese calor».. Firmas codiciadas. Claudia Piñeiro cuenta que entre amigos suelen pedirse dedicatorias. «Entre los autores importantes, tengo algunas, como de Saramago y de Vargas Llosa, pero aprecio tanto las de los grandes autores como las de los amigos», concluye.. José Saramago, una de las firmas que atesora Claudia Piñeiro.EUROPA PRESS. Care Santos destaca una: «guarda Tengo muchos libros dedicados por autores admirados y por grandes amigos. El tesoro de mi biblioteca lo compré en una librería de viejo hace unos años: un ejemplar de Cara de plata firmado por Valle-Inclán».. Para Zaragoza, lo más valioso es otra cosa: «Sí guardo unas cuantas de gente querida, muy personales, que atesoro, sobre todo las de amigos escritores que ya no están y que, en un momento dado, confiaron en mí, como Fernando Marías o Antonio Gala».. Berna es más crítica: «No soy fetichista. Sé a quién he conocido, a quien he leído y lo que me ha impresionado de ella o de él. Y a mí me impresionan los libros, no los autores. Demasiados me han decepcionado en persona», remata.
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