En la pequeña sala de ensayo fueron presentándose uno a uno, interpretando con sus instrumentos fragmentos musicales frente a alumnos de todas las edades, sentados en el suelo: Catherine nació en Utah, es flautista y nos recordó una melodía de Pedro y el lobo, imitación del canto de un pájaro; tras ella habló Thapelo, originario de Sudáfrica, con su violonchelo; Joseph toca el oboe y es de Nueva York. Algunos en un correcto castellano y otros en inglés, tomaron la palabra los miembros de Ensemble Connect, un grupo de jóvenes músicos que protagonizan un proyecto educativo y musical, de fuerte componente social, promovido por Carnegie Hall, The Juilliard School y el Weill Music Institute, en colaboración con el Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York.. El encuentro tuvo lugar en Aula de Músicas, una Escuela de Música alternativa en el popular Distrito de Arganzuela, y los chavales presentes forman parte del proyecto ¡DaLaNota!, que emplea la música como motor de desarrollo y cambio social. Como veremos, se trata de una iniciativa autogestionada de ámbito local que, tras diez años de andadura, se encuentra en grave peligro de continuidad, por motivos económicos. Es por ello que se establecen este tipo de alianzas y encuentros, auspiciadas en este caso por la Escuela Superior de Música Reina Sofía (ESMRS), un actor más en esta escala de notas que no sólo suenan afinadas en lo musical sino también en lo social.. Ensemble Connect ofreció una divertida y estimulante sesión, iniciada con una adaptación del Cuarteto Americano del compositor checo Antonín Dvořák (1841-1904), donde advertimos el ritmo frenético de una gran ciudad como Nueva York, a ojos de un centroeuropeo. «En Nueva York todo el mundo va agobiado. Aquí se camina más despacio», comentaron entre sonrisas durante taller, en el que los alumnos de ¡DaLaNota! participaron activamente.. Tras la experiencia, hablamos con Catherine Boyack, la flautista antes mencionada, y nos comentó lo reconfortante que resulta la labor que realizan: «Los niños son creativos de manera natural y nosotros solo intentamos sacar esa creatividad de ellos porque, a medida que crecemos, nos condicionamos socialmente para no decir o hacer ciertas cosas. Este espacio les permite explorar y usar su imaginación». Ensemble Connect está iniciando ahora la segunda temporada juntos, pero su labor social es muy amplia y no se limita a los niños: «trabajamos también en centros comunitarios, en centros de jóvenes ‘queer’, en residencias de ancianos y centros penitenciarios, para que cualquiera se dé cuenta de que lo lleva dentro».. La Escuela Reina Sofía se abre al ecosistema musical. Esta actividad de carácter social se llevó a cabo durante una semana en la que Ensemble Connect fue acogido en residencia por la Escuela Superior de Música Reina Sofía (ESMRS). En varias jornadas, ofrecieron un concierto conjunto con alumnos de la ESMRS; se presentaron en el Auditorio 400, dentro del ciclo de música contemporánea del Centro Nacional de Difusión Musical; o debatieron en una mesa redonda con jóvenes estudiantes. Todo ello se enmarca en un propósito de la ESMRS que Pablo Millanes, director de relaciones externas y marketing, nos resume así: «La idea de la Escuela es abrirse al ecosistema musical, ponerse a disposición de la sociedad, aun siendo conscientes de que somos un centro de máxima exigencia y calidad, pero con la intención de convertirnos también en un foco de innovación social. Esto queremos lograrlo ampliando nuestras colaboraciones para producir mayor impacto». La Escuela mantiene actualmente un programa de Emprendimiento e Innovación Social que incide en estas vertientes: «Los alumnos de la asignatura de emprendimiento diseñan sus propios proyectos a lo largo del curso, contando con fondos de la Escuela, donde también participan alumnos del Conservatorio Superior de Música».. La presentación de la orquesta de la ESMRS en el Carnegie Hall de Nueva York, prevista para noviembre de 2025, va a suponer un hito en la trayectoria de la institución que le proporcionará una gran visibilidad, pero además se quiere aprovechar para realizar actividades complementarias en el sentido comentado. «La idea es que, dentro de un año, nosotros podamos hacer en Nueva York una actividad social parecida a la que Ensemble Connect ha hecho ahora en Madrid. Ellos son un ejemplo para nosotros, ya que rompen la falsa dicotomía entre ser un gran artista o un gran profesor. Puedes ser un excelente músico profesional, porque ellos son de primera línea, y además enriquecer tu perfil profesional liderando proyectos artísticos sociales. El mejor ejemplo es Gustavo Dudamel. Desde la Escuela queremos apoyar esos perfiles multidisciplinares, sociales o de investigación», concluye Pablo Millanes, quien posee experiencia en labores de emprendimiento social en el terreno de la música, antes de haberse incorporado este año a la Escuela.. ¡DaLaNota!, programa musical de apoyo social. Volviendo a la pequeña sala de ensayos de la Plaza de las Peñuelas, donde compartimos una tarde de encuentro entre Nueva York y Madrid con los alumnos de ¡DaLaNota!, hemos de hablar de este programa musico-social que nació en 2015 con una meta: la transformación comunitaria a través de la música. Marga Gutiérrez del Arroyo es coordinadora de este proyecto y en su expresión deja patente el entusiasmo con que afronta esta labor. «El equipo de ¡DaLaNota! tiene un perfil mixto. Músicos y técnicos psicosociales trabajamos con cada niño o niña, de manera que estén atendidos, aprendan música y reciban apoyo para solventar dificultades personales, familiares o escolares. Hablamos de duelo migratorio, de problemas en casa, del racismo en la calle o en el instituto, de dificultades en el entorno escolar». ¡DaLaNota! está orientado a niños y jóvenes, que requieran apoyo en el ámbito social o personal. No basta con que muestren interés por el mundo de la música. Cuentan con sesenta plazas, pero ahora mismo sólo quedan cuatro o cinco libres.. «Partimos de que la orquesta representa algo similar a la sociedad, es una comunidad. Cada niño sabe que su voz es importante para que el todo funcione. Si no estudias, a lo mejor tu voz no funciona y tu sección tampoco funciona; si faltas a un concierto tus compañeros se resienten. El formato es la orquesta, aunque a veces lo rompemos y hacemos pequeños combos, experimentamos en cuartetos», nos comenta Marga. «Lo más gratificante es ver la transformación que se produce en los niños, el nivel de motivación, la energía que empiezan a tener. Si venían un poco decaídos, un poco aislados, de repente renacen y empiezan a generar vínculos y se ven contentos de participar».. En cuanto al tipo de música que suena en sus clases, es tan variado como la procedencia de sus alumnos: «Jugamos con música clásica pero, sobre todo, con música folk y música popular. Muchos niños han nacido fuera de España y otros son de segunda generación, entonces, intentamos aprovechar toda la riqueza cultural que eso conlleva», concluye Marga.. Constatamos esa variedad charlando con Izana, Ren y Diego, tres alumnos que nos comentan sus experiencias. Pasan por la academia tres días a la semana, aunque Diego viene un día más acompañando a un hermano. Izana nació en Venezuela y lleva nueve años en ¡DaLaNota!. Entró tras abandonar una academia de danza, poco convencida del ambiente que allí se vivía. «Era muy poco cercano ¡y te estaban regañando todo el día! Aquí es muy diferente, porque todo es familiar y tenemos mucha confianza». Ren comienza ahora su segundo año estudiando contrabajo, aunque al principio le atraía más el violín. «La particularidad de este lugar es que lo musical no es todo, sino que se preocupan de que estés bien. Nunca te dejan de lado”. Diego es venezolano y lleva cinco años viniendo a estas clases. «Cuando llegamos a España no encontramos ningún lugar donde poder entrar, hasta que mi madre conoció ¡DaLaNota! y me lo propuso. No tenía muy claro qué hacer y mi profe me dejó un chelo. Me enamoré del instrumento. Aquí me siento como en familia».. ‘Crowdfunding’ para salvar un proyecto en peligro. Finalmente, sus testimonios son lo más valioso ya que ellos son el objetivo de esta confluencia de conocimiento, armonía y sensibilidad social, de iniciativas ejemplares como las descritas, que cruzan el Atlántico y enlazan a personas llegadas desde Sudáfrica, Estados Unidos o Venezuela para compartir momentos en un pequeño centro de música en Madrid. Lamentablemente, el futuro inmediato de esta comunidad creada alrededor de la música corre serio peligro, como nos recuerda la responsable de ¡DaLaNota!: «El proyecto está en un momento muy frágil económicamente. Tenemos que buscar alianzas, como la que hemos encontrado con la Escuela Reina Sofía. Sólo contamos con apoyos puntuales de Distrito Centro del Ayuntamiento de Madrid, La Caixa, Fundación tú creas o Fundación Triodos, pero no tenemos claro que podamos acabar el curso», nos advierte preocupada Marga Gutiérrez. Para solventar esta comprometida situación, está en marcha una campaña de ‘crowdfunding’ que finaliza el próximo sábado 30 de noviembre, a la que podemos sumarnos a través de este enlace.. «Aquí se crean lazos de protección para niños vulnerados; espacios y redes que rescatan a la población cuando suceden desgracias como una pandemia o una dana, por ejemplo. Es mucho lo que se perdería, si un proyecto como este no tiene continuidad», finaliza Marga. La conservación de estas conexiones es un reto al que todos debemos sumarnos, para demostrar que la música puede ir a compás con el compromiso social y humano.
El grupo neoyorquino Ensemble Connect realizó un taller músico-social con alumnos de ¡DaLaNota!, gracias al apoyo de la Escuela Superior de Música Reina Sofía
En la pequeña sala de ensayo fueron presentándose uno a uno, interpretando con sus instrumentos fragmentos musicales frente a alumnos de todas las edades, sentados en el suelo: Catherine nació en Utah, es flautista y nos recordó una melodía de Pedro y el lobo, imitación del canto de un pájaro; tras ella habló Thapelo, originario de Sudáfrica, con su violonchelo; Joseph toca el oboe y es de Nueva York. Algunos en un correcto castellano y otros en inglés, tomaron la palabra los miembros de Ensemble Connect, un grupo de jóvenes músicos que protagonizan un proyecto educativo y musical, de fuerte componente social, promovido por Carnegie Hall, The Juilliard School y el Weill Music Institute, en colaboración con el Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York.. El encuentro tuvo lugar en Aula de Músicas, una Escuela de Música alternativa en el popular Distrito de Arganzuela, y los chavales presentes forman parte del proyecto ¡DaLaNota!, que emplea la música como motor de desarrollo y cambio social. Como veremos, se trata de una iniciativa autogestionada de ámbito local que, tras diez años de andadura, se encuentra engrave peligro de continuidad, por motivos económicos. Es por ello que se establecen este tipo de alianzas y encuentros, auspiciadas en este caso por la Escuela Superior de Música Reina Sofía (ESMRS), un actor más en esta escala de notas que no sólo suenan afinadas en lo musical sino también en lo social.. Un alumno de ‘DaLaNota’ pidiendo participar en un taller interactivo.dana balajovsky. Ensemble Connect ofreció una divertida y estimulante sesión, iniciada con una adaptación del Cuarteto Americano del compositor checo Antonín Dvořák (1841-1904), donde advertimos el ritmo frenético de una gran ciudad como Nueva York, a ojos de un centroeuropeo. «En Nueva York todo el mundo va agobiado. Aquí se camina más despacio», comentaron entre sonrisas durante taller, en el que los alumnos de ¡DaLaNota! participaron activamente.. Tras la experiencia, hablamos con Catherine Boyack, la flautista antes mencionada, y nos comentó lo reconfortante que resulta la labor que realizan: «Los niños son creativos de manera natural y nosotros solo intentamos sacar esa creatividad de ellos porque, a medida que crecemos, nos condicionamos socialmente para no decir o hacer ciertas cosas. Este espacio les permite explorar y usar su imaginación». Ensemble Connect está iniciando ahora la segunda temporada juntos, pero su labor social es muy amplia y no se limita a los niños: «trabajamos también en centros comunitarios, en centros de jóvenes ‘queer’, en residencias de ancianos y centros penitenciarios, para que cualquiera se dé cuenta de que lo lleva dentro».. Ensemble Connect ha sido acogido en residencia por la Escuela Superior de Música Reina Sofía.Cedida. La Escuela Reina Sofía se abre al ecosistema musical. Esta actividad de carácter social se llevó a cabo durante una semana en la que Ensemble Connect fue acogido en residencia por la Escuela Superior de Música Reina Sofía (ESMRS). En varias jornadas, ofrecieron un concierto conjunto con alumnos de la ESMRS; se presentaron en el Auditorio 400, dentro del ciclo de música contemporánea del Centro Nacional de Difusión Musical; o debatieron en una mesa redonda con jóvenes estudiantes. Todo ello se enmarca en un propósito de la ESMRS que Pablo Millanes, director de relaciones externas y marketing, nos resume así: «La idea de la Escuela es abrirse al ecosistema musical, ponerse a disposición de la sociedad, aun siendo conscientes de que somos un centro de máxima exigencia y calidad, pero con la intención de convertirnos también en un foco de innovación social. Esto queremos lograrlo ampliando nuestras colaboraciones para producir mayor impacto». La Escuela mantiene actualmente un programa de Emprendimiento e Innovación Social que incide en estas vertientes: «Los alumnos de la asignatura de emprendimiento diseñan sus propios proyectos a lo largo del curso, contando con fondos de la Escuela, donde también participan alumnos del Conservatorio Superior de Música».. La presentación de la orquesta de la ESMRS en el Carnegie Hall de Nueva York, prevista para noviembre de 2025, va a suponer un hito en la trayectoria de la institución que le proporcionará una gran visibilidad, pero además se quiere aprovechar para realizar actividades complementarias en el sentido comentado. «La idea es que, dentro de un año, nosotros podamos hacer en Nueva York una actividad social parecida a la que Ensemble Connect ha hecho ahora en Madrid. Ellos son un ejemplo para nosotros, ya que rompen la falsa dicotomía entre ser un gran artista o un gran profesor. Puedes ser un excelente músico profesional, porque ellos son de primera línea, y además enriquecer tu perfil profesional liderando proyectos artísticos sociales. El mejor ejemplo es Gustavo Dudamel. Desde la Escuela queremos apoyar esos perfiles multidisciplinares, sociales o de investigación», concluye Pablo Millanes, quien posee experiencia en labores de emprendimiento social en el terreno de la música, antes de haberse incorporado este año a la Escuela.. ¡DaLaNota!, programa musical de apoyo social. Volviendo a la pequeña sala de ensayos de la Plaza de las Peñuelas, donde compartimos una tarde de encuentro entre Nueva York y Madrid con los alumnos de ¡DaLaNota!, hemos de hablar de este programa musico-social que nació en 2015 con una meta: la transformación comunitaria a través de la música. Marga Gutiérrez del Arroyo es coordinadora de este proyecto y en su expresión deja patente el entusiasmo con que afronta esta labor. «El equipo de ¡DaLaNota! tiene un perfil mixto. Músicos y técnicos psicosociales trabajamos con cada niño o niña, de manera que estén atendidos, aprendan música y reciban apoyo para solventar dificultades personales, familiares o escolares. Hablamos de duelo migratorio, de problemas en casa, del racismo en la calle o en el instituto, de dificultades en el entorno escolar». ¡DaLaNota! está orientado a niños y jóvenes, que requieran apoyo en el ámbito social o personal. No basta con que muestren interés por el mundo de la música. Cuentan con sesenta plazas, pero ahora mismo sólo quedan cuatro o cinco libres.. «Partimos de que la orquesta representa algo similar a la sociedad, es una comunidad. Cada niño sabe que su voz es importante para que el todo funcione. Si no estudias, a lo mejor tu voz no funciona y tu sección tampoco funciona; si faltas a un concierto tus compañeros se resienten. El formato es la orquesta, aunque a veces lo rompemos y hacemos pequeños combos, experimentamos en cuartetos», nos comenta Marga. «Lo más gratificante es ver la transformación que se produce en los niños, el nivel de motivación, la energía que empiezan a tener. Si venían un poco decaídos, un poco aislados, de repente renacen y empiezan a generar vínculos y se ven contentos de participar».. Alumos de ¡DaLaNota! participando en una actividad en Aula de Músicas.Dana Balajovsky. En cuanto al tipo de música que suena en sus clases, es tan variado como la procedencia de sus alumnos: «Jugamos con música clásica pero, sobre todo, con música folk y música popular. Muchos niños han nacido fuera de España y otros son de segunda generación, entonces, intentamos aprovechar toda la riqueza cultural que eso conlleva», concluye Marga.. Constatamos esa variedad charlando con Izana, Ren y Diego, tres alumnos que nos comentan sus experiencias. Pasan por la academia tres días a la semana, aunque Diego viene un día más acompañando a un hermano. Izana nació en Venezuela y lleva nueve años en ¡DaLaNota!. Entró tras abandonar una academia de danza, poco convencida del ambiente que allí se vivía. «Era muy poco cercano ¡y te estaban regañando todo el día! Aquí es muy diferente, porque todo es familiar y tenemos mucha confianza». Ren comienza ahora su segundo año estudiando contrabajo, aunque al principio le atraía más el violín. «La particularidad de este lugar es que lo musical no es todo, sino que se preocupan de que estés bien. Nunca te dejan de lado”. Diego es venezolano y lleva cinco años viniendo a estas clases. «Cuando llegamos a España no encontramos ningún lugar donde poder entrar, hasta que mi madre conoció ¡DaLaNota! y me lo propuso. No tenía muy claro qué hacer y mi profe me dejó un chelo. Me enamoré del instrumento. Aquí me siento como en familia».. ‘Crowdfunding’ para salvar un proyecto en peligro. Finalmente, sus testimonios son lo más valioso ya que ellos son el objetivo de esta confluencia de conocimiento, armonía y sensibilidad social, de iniciativas ejemplares como las descritas, que cruzan el Atlántico y enlazan a personas llegadas desde Sudáfrica, Estados Unidos o Venezuela para compartir momentos en un pequeño centro de música en Madrid. Lamentablemente, el futuro inmediato de esta comunidad creada alrededor de la música corre serio peligro, como nos recuerda la responsable de ¡DaLaNota!: «El proyecto está en un momento muy frágil económicamente. Tenemos que buscar alianzas, como la que hemos encontrado con la Escuela Reina Sofía. Sólo contamos con apoyos puntuales de Distrito Centro del Ayuntamiento de Madrid, La Caixa, Fundación tú creas o Fundación Triodos, pero no tenemos claro que podamos acabar el curso», nos advierte preocupada Marga Gutiérrez. Para solventar esta comprometida situación, está en marcha una campaña de ‘crowdfunding’ que finaliza el próximo sábado 30 de noviembre, a la que podemos sumarnos a través de este enlace.. Thapelo Masita, uno de los violonchelistas de Ensemble Connect, en el taller interactivo celebrado en Madrid.dana balajovsky. «Aquí se crean lazos de protección para niños vulnerados; espacios y redes que rescatan a la población cuando suceden desgracias como una pandemia o una dana, por ejemplo. Es mucho lo que se perdería, si un proyecto como este no tiene continuidad», finaliza Marga. La conservación de estas conexiones es un reto al que todos debemos sumarnos, para demostrar que la música puede ir a compás con el compromiso social y humano.
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