Después de pasar años en industrias como el turismo o la hospitalidad, los profesionales están regresando al sector debido a los mejores salarios y condiciones proporcionadas por la industria de la construcción durante el auge de la vivienda del país.
Después de pasar años en industrias como el turismo o la hospitalidad, los profesionales están regresando al sector debido a los mejores salarios y condiciones proporcionadas por la industria de la construcción durante el auge de la vivienda del país.
La construcción empieza a recuperar parte del prestigio y el interés perdidos tiempo atrás entre los trabajadores. Tras años de éxodo hacia otros segmentos como el turístico o los servicios, las constructoras comienzan a registrar la vuelta de mano de obra procedente de otros sectores, atraída por la mejora salarial y las condiciones que el ladrillo ofrece ahora, en plena fiebre por la vivienda en el país.
El cambio es incipiente pero suficiente como para que invite al optimismo en unas compañías que adolecen de falta de mano de obra cualificada para sacar adelante las cientos de miles de viviendas que hacen falta ante la escasez de oferta en el mercado.
En detalle, la Construcción y las actividades inmobiliarias incrementaron un 29% el saldo neto de movimientos entre sectores, lo que se traduce en 17.967 nuevos efectivos con puestos en el mercado, según los datos de Movilidad del Mercado de Trabajo en las Fuentes Tributarias publicados recientemente por la Agencia Tributaria correspondientes al periodo 2022-2023.
Por el contrario, pierden efectivos respecto a 2022 el sector de las Entidades financieras y aseguradoras y el sector de Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca; este último es, además, el que más efectivos cede a otros, junto con el sector de Servicios a las empresas y Otros servicios personales. Hay, pues, un trasvase desde el campo y los servicios al andamio y las obras.
En el sector atribuyen el cambio a la mejora de la reputación de los últimos años, a la remuneración y las condiciones laborales que ofrecen y, de manera más reciente -aunque esto todavía no se recoge en los datos de la Agencia Tributaria-, al plan de pensiones sectorial lanzado hace casi un año. El proyecto ha logrado concitar más de medio millón de partícipes y se ha convertido en el más numeroso del país, por delante del de los funcionarios de la Administración General del Estado y del plan de la Generalitat, tal y como avanzó El Confidencial y confirman fuentes sectoriales a EL MUNDO.
De esta forma, las constructoras empiezan a vislumbrar un punto de inflexión tras años de sangría laboral provocados por la debacle de la crisis inmobiliaria de 2008. El estallido de la burbuja supuso que miles de albañiles y profesionales de la obra se bajasen del andamio y cambiasen los ladrillos y el hormigón por otros empleos en sectores como la hostelería, el turismo, el comercio y, en menor medida, la industria. Estas opciones ofrecían entonces mayor estabilidad y mayor retribución ante la caída en la construcción.
Han pasado 15 años desde entonces, pero las consecuencias de aquella crisis siguen siendo palpables en un sector constructor que advierte de la falta de mano de obra cualificada. Faltan profesionales de perfil más técnico (arquitectos, jefes de obra…), pero también hay escasez de peones, encargados de obra, gruistas, carpinteros, capataces y otros oficios relacionados para garantizar el desarrollo de medio millón de viviendas que, como mínimo, se necesitan para cubrir el déficit residencial del país.
Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), el número de ocupados en el sector de la construcción en el tercer trimestre del año se situó en 1.479.000 personas, un 4,4% más que en el mismo periodo de 2023, pero una cifra muy alejada de los más de 2,5 millones que llegaron a registrarse en los primeros años del siglo. Casi la mitad se dedicaban entonces a la construcción de edificios (vivienda), frente a los 584.100 actuales. Es decir, pese a los brotes verdes, el sector arrastra aún una importante rémora.
En total, se estima que unos 700.000 empleos directos e indirectos se quedarán vacantes en la construcción en los próximos años si no se consiguen profesionales para responder al relevo generacional que afronta el sector de manera inminente. Desde las patronales de la construcción se lleva alertando tiempo de esta situación. Piden al Gobierno medidas como un plan de impulso a la Formación Profesional para atraer a más jóvenes y frenar el envejecimiento de las plantillas, así como una estrategia para favorecer la incorporación de mano de obra extranjera. Quieren también atraer más mano de obra femenina. Según los últimos datos del Observatorio Industrial de la Construcción, hay un total de 162.723 mujeres afiliadas en el sector, un 11,4% del total de las personas afiliadas en la Construcción y un 3,6% más que el año anterior.
Actualidad Económica // elmundo