Para Sánchez, Pradales e Illa, la Conferencia de Presidentes es de reyezuelos; una conferencia entre confederados; de dietas o tribus bárbaras sin nada en común Leer
La Moncloa dice celebrar el «plante» de Ayuso, pero no porque sea un error sino porque algún celoso cuadro del PP declara que lo considera un error. Dicho de otro modo, si «fuentes» del PP no lo etiquetaran como error y no trataran de gustar tanto como se gustan, La Moncloa no podría valorarlo como tal. El anfitrión Illa habla la lengua de sus invitados, pero descortésmente se comunicó en la propia. Pradales e Illa utilizaron la lengua como instrumento político y propagandístico -la lengua construye nación-. No lo hicieron como desafío -no les hace falta; hemos naturalizado la diferencia- sino como declaración de principios: para Sánchez, Pradales e Illa, la Conferencia de Presidentes es de reyezuelos; una conferencia entre confederados; de dietas o tribus bárbaras sin nada en común. Los pinganillos desmienten el espíritu centrípeto de una reunión que junta a los barones de una España descentralizada para abordar problemas que comparte una misma sociedad. Los pinganillos encumbran a Sánchez, en su salsa, como reyezuelo en jefe. Ayuso tenía tan a mano el pinganillo como el lehendakari Pradales Gil su lengua materna.. El PP prueba hoy en la calle la consistencia de su mensaje «Democracia o mafia». En el PSOE realmente existente no temen la movilización y argumentan, con razón, que su suelo es sólido [parca pero suficiente determinación]. En las encuestas, el PSOE apenas caía, pírricamente, décima a décima en intención de voto entre julio de 2023 y febrero de 2025. Desde entonces, el PSOE se recupera también décima a décima -no es a costa de Sumar-. El PSOE celebra que los bloques estén afianzados. Sánchez ha cerrado con éxito el mercado electoral, apenas le quedan algunos flecos. Sin trasvases entre bloques y agrupando en torno a sí la oferta identitaria -fuerzas desintegradoras- Sánchez deja una única opción a Feijóo: sumar más escaños que toda la mayoría de investidura junta. Según el PSOE, eso está en el aire. Sánchez porfiará en su descoque. ¿Más? Por supuesto, carece de límites y su duración es su salvaguarda. Leire Díez y García Ortiz han incurrido en las mismas prácticas desde posiciones distintas. El peor escenario que contempla Sánchez es una asfixiante legislatura corta de Feijóo. Sánchez cree que le basta con el inclemente vasallaje del partido. No teme al PP pero le inquieta algo el trajín interno, que muestra esos malditos flecos. Sánchez dinamitará el PSOE antes que abandonar el poder. Puente se derrama sobre Madina y clarifica -o amenaza- que la militancia está de parte del césar. Ayer desfiló por Madrid un puñado de nostálgicos anti OTAN. Sánchez tampoco se inmutó; él encabezará la próxima protesta. A Feijóo no le debe desconcertar no ser temido por Sánchez. El hedor de las cloacas acelerará la detonación del partido para tratar de mantener a flote la organización: endemoniados flecos sueltos.
España // elmundo
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