Fue su última declaración. La última antes de que el tribunal anuncie su sentencia esta semana. Dominique Pelicot, el hombre que durante una década drogó a su mujer para que tanto él como al menos 72 hombres pudiesen abusar de ella, volvió a pedir perdón a Gisèle Pelicot, su exesposa, y a su familia. “Pagué mi deuda con la cárcel, pero nunca con mi familia”, subrayó. Ante el tribunal de Aviñón, en el sur de Francia, destacó la “valentía” de su exmujer durante el juicio, que se celebró de manera pública y se convirtió en un momento clave para la lucha contra las agresiones sexuales y la sumisión química. Los otros 50 acusados pudieron también dar sus últimos alegatos antes de las deliberaciones de los jueces.. Seguir leyendo
El fallo del mediático juicio, que empezó el 2 de septiembre, está previsto para el jueves
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Fue su última declaración. La última antes de que el tribunal anuncie su sentencia esta semana. Dominique Pelicot, el hombre que durante una década drogó a su mujer para que tanto él como al menos 72 hombres pudiesen abusar de ella, volvió a pedir perdón a Gisèle Pelicot, su exesposa, y a su familia. “Pagué mi deuda con la cárcel, pero nunca con mi familia”, subrayó. Ante el tribunal de Aviñón, en el sur de Francia, destacó la “valentía” de su exmujer durante el juicio, que se celebró de manera pública y se convirtió en un momento clave para la lucha contra las agresiones sexuales y la sumisión química. Los otros 50 acusados pudieron también dar sus últimos alegatos antes de las deliberaciones de los jueces.. “Quisiera empezar alabando la valentía de mi exmujer”, dijo Dominique Pelicot, de 72 años, principal acusado en este juicio que marca un antes y un después en Francia. En su declaración, el jubilado hizo referencia a la manera en que su exesposa aguantó “las insinuaciones de complicidad” de los otros acusados. Gisèle Pelicot, de 72 años, asistió a todas las vistas del proceso, pero decidió salir de la sala en dos ocasiones. En una de ellas, la abogada de un acusado sugirió que los videos mostraban un “juego sexual entre tres personas”. En otra, uno de los acusados, que acudió dos veces al domicilio de la víctima para violarla, afirmó que actuó con la intención de “complacer” al matrimonio Pelicot.. Dominique Pelicot, que reconoce todos los hechos que se le imputan, se enfrenta a una pena máxima de 20 años de cárcel. La fiscalía pidió además entre 10 y 18 años de prisión para otros 49 acusados por agresión sexual y violación agravada. Otro acusado se enfrenta a una pena de cuatro años, por “tocamientos” contra Gisèle Pelicot. En su última declaración este lunes, el principal acusado volvió a reconocer su culpa y la extendió a los demás acusados. “Todos los que están aquí, a pesar de la presunción de inocencia, son culpables, como yo”, afirmó.. El juicio, que se conoce en Francia como el de las “violaciones de Mazan”, en referencia al pueblo donde se cometieron los abusos, empezó el 2 de septiembre. Pero los hechos se conocieron en 2020, cuando la policía detuvo a Dominique Pelicot en un supermercado por grabar debajo de las faldas de algunas clientas. Los agentes encontraron después miles de fotos y vídeos en su computadora, en los que Gisèle Pelicot aparecía inconsciente mientras la violaban en el dormitorio de su casa en el sur de Francia.. Las agresiones sexuales se cometieron durante una década, entre 2011 y 2020, en la que el modus operandi de Pelicot era siempre el mismo. Contactaba con decenas de hombres en un foro de encuentros sexuales, les invitaba a casa y, bajo una serie de estrictas reglas para que su esposa no se despertase del sueño inducido por los ansiolíticos, les invitaba a violarla mientras él grababa la escena. Al menos 72 hombres acudieron al domicilio de la pareja. Pero las autoridades, de momento, solo pudieron identificar a 50 de ellos, de 27 a 74 años y de todas las profesiones.. “Lamento lo que hice”. “Lamento lo que hice, hacer sufrir [a mi familia] desde hace cuatro años [cuando los hechos salieron a la luz], les pido disculpas”, dijo Pelicot en su última declaración. El jubilado pidió también disculpas a la pareja de Jean-Pierre M., el único acusado que no agredió a Gisèle Pelicot, sino a su mujer, que también fue violada varias veces por Dominique. “Pagué mi deuda con la cárcel, pero nunca con mi familia”, continuó. “La privación de no ver a [su] familia es peor que la privación de libertad”, expresó ante los cinco magistrados de la corte.. Tras las declaraciones de Pelicot, el presidente del tribunal, Roger Arata, dio la última palabra a los acusados. De los 50 acusados, 32 comparecieron ante la corte estando en libertad y 18 en detención. Hubo algunos que agradecieron el desarrollo del juicio y el trabajo de sus abogados. Otros reiteraron sus excusas a la víctima. No todos. Hay acusados que niegan los hechos, a pesar de las fotos y los vídeos que grabó Pelicot mientras se cometían los delitos. “No soy un violador”, esgrimió uno de ellos. Los jueces de la corte empezaron sus deliberaciones y publicarán su decisión en principio el jueves. La fecha, sin embargo, podría retrasarse al viernes, dependiendo de “la duración” de las “deliberaciones”, precisó Arata.. Además de las penas, el tribunal deberá indicar si considera válido el argumento de algunos abogados, que afirman que Dominique Pelicot manipuló a sus clientes, lo que provocó una “alteración de su discernimiento”. Durante los alegatos finales de la defensa el viernes, una letrada, Nadia El Bouroumi, culpó al exmarido de Gisèle Pelicot de “usar” a sus clientes “como objetos” y los consideró “víctimas indirectas” de un hombre que describió como un “maestro manipulador”, un “hombre peligroso” y un “monstruo”. Los acusados deberán presentarse ante la corte el jueves a las 9 de la mañana.. El juicio ha tenido una gran repercusión nacional e internacional, con más de 166 medios acreditados, 76 de ellos extranjeros. Antes de que empezaran las audiencias, Gisèle Pelicot decidió que fueran públicas para que la prensa pudiese narrar lo que ocurriese en la sala. Su abogado, en ese entonces, afirmó que ella había decidido abrir el juicio para que “la vergüenza cambiase de bando”. Durante el proceso, acudió a las sesiones a cara descubierta y se convirtió en un verdadero icono feminista. “Me dicen que tengo valentía. No es valentía, es voluntad y determinación para hacer evolucionar esta sociedad”, dijo en una de las vistas, a las que siempre llega arropada por los aplausos del público.