El jugador chino tampoco logró nada en la segunda partida en la que él debía llevar la iniciativa y el duelo sigue igualado: 2-2 Leer
El jugador chino tampoco logró nada en la segunda partida en la que él debía llevar la iniciativa y el duelo sigue igualado: 2-2 Leer
La cuarta partida del presente Mundial de Ajedrez no pasará a la historia por transmitir emociones. Empezó bien, porque Ding Liren planteó la apertura Reti, una forma de plantear batalla pocas veces vista en los campeonatos del mundo. Este esquema fue popularizado hace un siglo por un jugador austrohúngaro que enarboló la bandera del hipermodernismo, un estilo de juego que podría compararse con la estrategia del contraataque, útil casi en cualquier deporte.. Ding Liren, un jugador todavía herido, sabe que no le conviene un intercambio de golpes en el centro del ring contra Gukesh D, más joven y con mayor pegada. El chino prefiere tender emboscadas y provocar las embestidas de su rival, intentar atraerlo al ataque para conseguir que se pase de frenada y se caiga, como ocurrió en la primera partida del Mundial.. Por desgracia para los espectadores, esta forma de jugar ha propiciado un Mundial de dos velocidades. Cuando Gukesh juega con blancas, pasan cosas. Cuando es Ding quien debe llevar la iniciativa, se conforma con llegar a su habitación de hotel sin una herida nueva en el marcador. Intenta un truquito o dos, improvisa alguna sorpresa y, si no le salen, se vuelve tan contento con su medio punto sanador. Llevamos ya cuatro partidas y Ding ha conseguido al menos no ir por detrás en el marcador (2-2). En el Campeonato del Mundo que ganó al ruso Nepomniachtchi en abril de 2023, el gran maestro chino tuvo que remontar hasta en tres ocasiones. Nunca se sabe, pero si tuviera que repetirlo Gukesh parece un joven demasiado rocoso.. A Ding se le perdonan más cosas que a otros porque es humilde y no puede caer mal. Además, aún se recupera de una larga convalecencia mental y puede admitir pecados sin que le claven en la frente la etiqueta de cobarde. Después de la cuarta partida en Singapur, el chino describió a grandes rasgos su estrategia: «Después de una dura derrota, ayer tuve un día de descanso para recuperarme. Hoy estaba de muy buen ánimo, intenté sorprender a mi rival y funcionó bien, pero la ventaja era muy pequeña». Ding también contó que planteó la apertura Reti porque había probado ideas parecidas con las piezas negras y le traían buenos recuerdos. Al llevar las blancas, podía hacer lo mismo, pero con una jugada de ventaja. La estrategia no es nueva ni mala, pero denota poca ambición para un campeón.. En cualquier caso, en una cita así lo único que vale es ganar y cuenta lo mismo exhibirse en ataque o cazar al rival en un error. Lo importante es convertir las oportunidades. Gukesh, de hecho, ganó la tercera partida sin que ninguna de sus piezas mayores cruzara el centro del campo. Solo un peón atravesó esa frontera invisible entre la cuarta fila y la quinta. Es lo más parecido a ganar un partido de fútbol sin pisar el área rival. ¿Se puede derrotar así a un campeón del mundo? A la vista está que sí.. Gukesh, por su parte, reconoció que la idea de Ding Liren le sorprendió un poco, pero no le costó demasiado neutralizar sus planes. Incluso se vio claro que era el chino quien buscó luego con más claridad las tablas. En este sentido, se ha vuelto a demostrar que la Federación Internacional no ha dado con una fórmula adecuada para acabar con los empates soporíferos.. En la cuarta partida, Ding dejó claro con su movimiento número 16 que las tablas le parecían un resultado aceptable y su oponente no encontró argumentos para contradecirlo. Las normas de este Mundial estipulan que no se puede ofrecer tablas antes de la jugada 40. En la segunda partida los jugadores lo resolvieron repitiendo jugadas. Este viernes, la solución fue hacer casi 30 movimientos más sin el menor interés. Fue como asistir a un partido de fútbol en el que a los dos equipos les vale el empate a cero. Se perdieron la recompensa de 200.000 dólares por cada victoria conseguida, pero esas cantidades todavía no valen poner en riesgo la corona.. Algo falla en el ajedrez como espectáculo cuando pasan estas cosas. Soluciones hay, pero son controvertidas. El gran maestro español Miguel Illescas propone que, en caso de empate, se juegue otra partida cambiando los colores y cada uno con el tiempo que le quede en el reloj. Si vuelven a hacer tablas, se repite la operación, así hasta que haya un resultado decisivo. En ajedrez los empates son mucho más frecuentes que en baloncesto, por lo que estas prórrogas se harían necesarias muy a menudo. Sería cuestión de probar.. Como resumen de las cuatro partidas disputadas, Ding ha esquivado la paliza que auguraban muchos. Algunos hablaban de «baño de sangre» y de «masacre», pero el campeón sigue tan vivo como al principio. Por otro lado, Gukesh tiene motivos para estar satisfecho: cuando juega con negras solo le han hecho cosquillas y cuando tiene la iniciativa el campeón tiende a exprimir el reloj en exceso, con los consiguientes problemas posteriores.. Pero como dice Ding Liren, «todavía quedan diez partidas» y puede ocurrir cualquier cosa. Si hay un deporte que se decide de verdad por los pequeños detalles es el ajedrez.
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