Kira Miró temió por su vida en un viaje que hizo a Brasil completamente sola, como contó en Martínez y hermanos durante la noche del miércoles. «Iba de mochilera total, con 23 años y un billete solo de ida», recordó la actriz en el programa.. «Recorrí parte del país y cuando me alojé en una posada me invitaron allí a pasar el día con otra pareja de turistas en un lago, así que fui encantada», explicó. Tras el día, le invitaron a salir por la noche, pero ya no iba la pareja. «Ahora era el chico de la posada y un amigo», afirmó.. La mujer explicó que no se había dado cuenta de que todo era un poco extraño. «En el extranjero, el radar cambia», se lamentaba. «Uno de los chicos me sacó a bailar y el otro se enfadó, así que nos fuimos», empezó su temida historia.. «Vi que salieron para la autopista, por lo que no íbamos a la posada. Empecé a hacerme popó y a llorar pidiendo que me llevaran de vuelta», recordaba. «Pensaba que me habían secuestrado y me iban a hacer añicos», confesaba de aquel susto.. Sin embargo, sus llantos surtieron efecto en los dos chicos. «Me dejaron en una gasolinera, que para mí era gloria bendita, y los de la gasolinera me ayudaron a pedir un taxi», finalizó la historia que podría haber tenido un final terrorífico.
La acrtiz se fue sola de viaje con 23 años y aceptó la invitación de dos chicos: «Vi que salieron a la autopista…»
Kira Miró temió por su vida en un viaje que hizo a Brasil completamente sola, como contó en Martínez y hermanos durante la noche del miércoles. «Iba de mochilera total, con 23 años y un billete solo de ida», recordó la actriz en el programa.. «Recorrí parte del país y cuando me alojé en una posada me invitaron allí a pasar el día con otra pareja de turistas en un lago, así que fui encantada», explicó. Tras el día, le invitaron a salir por la noche, pero ya no iba la pareja. «Ahora era el chico de la posada y un amigo», afirmó.. La mujer explicó que no se había dado cuenta de que todo era un poco extraño. «En el extranjero, el radar cambia», se lamentaba. «Uno de los chicos me sacó a bailar y el otro se enfadó, así que nos fuimos», empezó su temida historia.. «Vi que salieron para la autopista, por lo que no íbamos a la posada. Empecé a hacerme popó y a llorar pidiendo que me llevaran de vuelta», recordaba. «Pensaba que me habían secuestrado y me iban a hacer añicos», confesaba de aquel susto.. Sin embargo, sus llantos surtieron efecto en los dos chicos. «Me dejaron en una gasolinera, que para mí era gloria bendita, y los de la gasolinera me ayudaron a pedir un taxi», finalizó la historia que podría haber tenido un final terrorífico.
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