El responsable de la Generalitat para la recuperación tras la DANA asegura que su departamento es «un estado de excepción administrativo» Leer
«Si no soy capaz de liderar la recuperación, asumiré las consecuencias no optando a la reelección». Con esta frase pronunciada en las Cortes Valencianas, Carlos Mazón dejó caer entre líneas por primera vez que era consciente de que la gestión de la DANA podía poner el punto y final a su carrera política. Aun así, el presidente de la Generalitat se concedió un margen de tiempo y anunció la creación de una Vicepresidencia Segunda para la Recuperación, departamento que -en otro gesto inédito- puso en manos de un militar retirado. Pero si Mazón lo fía todo al éxito del trabajo que realice el teniente general Francisco José Gan Pampols, los primeros pasos del nuevo vicepresidente segundo evidencian que no está dispuesto a ligar su futuro al del presidente de la Generalitat.
De entrada, porque Gan Pampols no garantiza ni mucho menos que vaya a agotar la actual legislatura como vicepresidente segundo de la Generalitat, a pesar de que el suyo es el cargo sobre el que pivota la última remodelación del Consell. El nuevo organigrama, de hecho, fue defendido por Mazón para adecuar la estructura administrativa al objetivo de la recuperación económica y social. Sin olvidar que los cambios permitieron dar salida a las dos consejeras más cuestionadas durante la DANA: la de Interior y responsable de Emergencias, Salomé Pradas, y la de Industria y Turismo, Nuria Montes.
En su primera comparecencia pública este lunes, Gan Pampols aseguró que su Vicepresidencia es «un estado de excepción administrativo». Tras explicar sus planes para la recuperación y sortear la polémica de su sueldo que rebajó a un «error de comunicación» («no he pedido un salario para venir aquí», dijo sobre la eliminación del tope salarial por parte del Consell), insistió: «Cuando esto esté normalizado, haré una rueda de prensa y me despediré».
¿Cuándo será eso? Ni siquiera cuando los distintos programas que sirvan para ejecutar el llamado plan marco de reconstrucción estén finalizados. «Cuando los programas estén en marcha y los hitos se vayan cumpliendo, le diré al presidente que mi trabajo ha terminado», respondió Gan Pampols, que concretó que eso podrá ser cuando se entre en la fase de seguimiento de los planes puestos en marcha.
Gan Pampols, que se presentó a los periodistas acompañado de su secretario autonómico, el también militar Venancio Aguado, se aparta también de la línea seguida hasta ahora por la Generalitat de entrar a confrontar con el Gobierno central. El propio Mazón no sólo ha apuntado contra la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) por el «apagón informativo» del día 29 de octubre, sino que ha cuestionado incluso las ayudas aprobadas en Consejo de Ministros.
Como vicepresidente segundo, Gan Pampols tiene encomendada la labor de coordinar las relaciones con el Estado en todo lo relativo a la DANA. Preguntado justamente por el choque entre Generalitat y Gobierno central, prefirió pasar de puntillas sobre el asunto y evitar cualquier crítica a la actuación del Ejecutivo de Pedro Sánchez: «Si quiero trabajar con alguien, mejor empezar con buen pie», dijo, tras dejar claro que no tiene afiliación política «ni ninguna tendencia partidista».
Pero Gan Pampols fue menos cauto a la hora de valorar si los planes de emergencia de la Generalitat funcionaron el día de la DANA. «Con un plan ordinario de alertas se podrían haber salvado vidas, no todas, pero algunas con toda seguridad», llegó a afirmar. De hecho, al margen de un plan marco de reconstrucción, su departamento tendrá que elaborar un plan marco de medidas de prevención, protección y respuesta ante crisis derivadas de «fenómenos meteorológicos de potencial destructivo».
Eso sí, el vicepresidente segundo destacó los 700 millones de «inversión directa en la catástrofe» por parte de la Generalitat. «No es posible que creamos que no se ha hecho nada. No es posible que caigamos en el desánimo porque es un pozo sin fondo», sentenció, aunque sin poner una fecha al fin de las labores de reconstrucción de una zona afectada que abarca 562 kilómetros cuadrados (56.200 campos de fútbol) y en la que residen 845.371 personas.
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