Sonia Cámara era enfermera y de Pamplona, aunque su corazón se quedó en África cuando conoció a su marido, Mamadu Nfamara, con quien tuvo a sus dos hijos, Joel y Nora.. En su cuenta de Instagram, @mamaderizos, Sonia compartía fotos de su familia, del país que la acogió, del hombre de su vida, del camino que eligió. Se convirtió en una influencer de la vida feliz. Pero el 20 de junio de 2024, Sonia Cámara falleció de cáncer. Tenía 35 años y llevaba un año y medio luchando contra la enfermedad.. Cuando el mal la asaltó, Sonia estaba inmersa en un libro que no pudo terminar: Te encontré en Bisáu. Era su proyecto literario para dejar por escrito todo lo que encontró en ese país africano y cómo la fuerza poderosa del amor la sacó de su mundo corriente.. Su marido, Mamadou, decidió terminar lo que la mujer de su vida había iniciado. Y el próximo 20 de junio, en Pamplona, el viudo doliente presentará ese proyecto de dos, inconcluso, hasta ahora. Dice que se lo debía a Sonia.. El libro está editado por Esencia, que es el sello de la escritora romántica Megan Maxwell. Es una historia de amor, maternidad, migración, dolor, despedidas… que comenzó su primera página cuando Sonia y Mamadou se conocieron en 2018, en una misión sanitaria internacional en Guinea-Bisáu. Su pasión tuvo que desafiar las normas, los prejuicios y las expectativas del entorno de ambos, incluso de la ONG en la que prestaban sus servicios, que prohibía las relaciones afectuosas entre expatriados y locales.. Sonia narra su embarazo con Joel en Bisáu, rodeada de condiciones médicas limitadas, y lo hace con una mezcla de miedo, fortaleza y ternura. La llegada de Joel es también el inicio de una nueva vida como familia mixta en España, con todos los ajustes que eso acarrea. El libro muestra también el trabajo humanitario desde dentro: sus contradicciones, la desigualdad de trato, el desequilibrio en las decisiones y la emocionalidad de estar en el terreno.. Por su parte, Mamadu, o Du, como lo llamaba su mujer, ha dicho del libro: «Poco antes de su triste pérdida, Sonia me pidió que lo terminara, y que lo hiciera por los dos. Y así ha sido. He trabajado con mucho amor y respeto junto a la editorial para que cada página mantenga su voz, su ternura, su coraje. Releer sus palabras, revivir nuestros momentos juntos y añadir los detalles que ella no pudo dejar escritos ha sido una de las tareas más difíciles —pero también más hermosas— de mi vida».. El viudo admite que el proceso no ha sido sencillo: «Desde su ausencia, me he enfrentado a muchos cambios. Pero ninguno como el de tener que aprender a vivir sin ella. Sonia no estaba, y nada era igual. Aun así, me siento profundamente agradecido. Por todo lo que vivimos juntos. Por lo que aprendí de ella. Por los hijos maravillosos que me dejó. Joel y Nora son hoy mi motor, mi refugio, mi alegría. Veo en ellos su nobleza, su generosidad, su risa fácil».. Por ello era tan importante terminar su legado, dice: «Este libro, de alguna manera, me ha sostenido. Me ha permitido canalizar el duelo, transformar el dolor en algo que trascienda. No solo para mí, sino también para otros. Sonia soñaba con que su historia llegara lejos, no desde el drama, sino desde la autenticidad. Desde el amor por la vida, incluso cuando se vuelve frágil».. Y dice que leer el libro es seguir alimentando el recuerdo de «una mujer que, incluso en sus días más duros, seguía bailando en su habitación del hospital para celebrar que estaba viva».
Sonia falleció el 20 de junio de 2024 de cáncer, sin poder concluir’ Te encontré en Bisáu’
Sonia Cámara era enfermera y de Pamplona, aunque su corazón se quedó en África cuando conoció a su marido, Mamadou Nfamara, con quien tuvo a sus dos hijos, Joel y Nora.. En su cuenta de Instagram, @mamaderizos, Sonia compartía fotos de su familia, del país que la acogió, del hombre de su vida, del camino que eligió. Se convirtió en una influencer de la vida feliz. Pero el 20 de junio de 2024, Sonia Cámara falleció de cáncer. Tenía 35 años y llevaba un año y medio luchando contra la enfermedad.. Cuando el mal la asaltó, Sonia estaba inmersa en un libro que no pudo terminar: Te encontré en Bisáu. Era su proyecto literario para dejar por escrito todo lo que encontró en ese país africano y cómo la fuerza poderosa del amor la sacó de su mundo corriente.. Su marido, Mamadou, decidió terminar lo que la mujer de su vida había iniciado. Y el próximo 20 de junio, en Pamplona, el viudo doliente presentará ese proyecto de dos, inconcluso, hasta ahora. Dice que se lo debía a Sonia.. ‘Te encontré en Bisáu’ está editado por Esencia.CEDIDA. El libro está editado por Esencia, que es el sello de la escritora romántica Megan Maxwell. Es una historia de amor, maternidad, migración, dolor, despedidas… que comenzó su primera página cuando Sonia y Mamadou se conocieron en 2018, en una misión sanitaria internacional en Guinea-Bisáu. Su pasión tuvo que desafiar las normas, los prejuicios y las expectativas del entorno de ambos, incluso de la ONG en la que prestaban sus servicios, que prohibía las relaciones afectuosas entre expatriados y locales.. Sonia narra su embarazo con Joel en Bisáu, rodeada de condiciones médicas limitadas, y lo hace con una mezcla de miedo, fortaleza y ternura. La llegada de Joel es también el inicio de una nueva vida como familia mixta en España, con todos los ajustes que eso acarrea. El libro muestra también el trabajo humanitario desde dentro: sus contradicciones, la desigualdad de trato, el desequilibrio en las decisiones y la emocionalidad de estar en el terreno.. Por su parte, Mamadou, o Du, como lo llamaba su mujer, ha dicho del libro: «Poco antes de su triste pérdida, Sonia me pidió que lo terminara, y que lo hiciera por los dos. Y así ha sido. He trabajado con mucho amor y respeto junto a la editorial para que cada página mantenga su voz, su ternura, su coraje. Releer sus palabras, revivir nuestros momentos juntos y añadir los detalles que ella no pudo dejar escritos ha sido una de las tareas más difíciles —pero también más hermosas— de mi vida».. El viudo admite que el proceso no ha sido sencillo: «Desde su ausencia, me he enfrentado a muchos cambios. Pero ninguno como el de tener que aprender a vivir sin ella. Sonia no estaba, y nada era igual. Aun así, me siento profundamente agradecido. Por todo lo que vivimos juntos. Por lo que aprendí de ella. Por los hijos maravillosos que me dejó. Joel y Nora son hoy mi motor, mi refugio, mi alegría. Veo en ellos su nobleza, su generosidad, su risa fácil».. Por ello era tan importante terminar su legado, dice: «Este libro, de alguna manera, me ha sostenido. Me ha permitido canalizar el duelo, transformar el dolor en algo que trascienda. No solo para mí, sino también para otros. Sonia soñaba con que su historia llegara lejos, no desde el drama, sino desde la autenticidad. Desde el amor por la vida, incluso cuando se vuelve frágil».. Y dice que leer el libro es seguir alimentando el recuerdo de «una mujer que, incluso en sus días más duros, seguía bailando en su habitación del hospital para celebrar que estaba viva».
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