El nombre de Erin Brockovich, originaria de Lawrence, Kansas y con 65 años, no solo representa un símbolo en Estados Unidos, sino que también ha evolucionado a convertirse en un verbo: «To Erin Brockovich something», que significa investigar a fondo una causa hasta llegar al final. Pienso que para modificar lo que ocurre en las altas esferas de poder y reducir su impacto en el mundo, es fundamental concentrarse en lo que está más cerca de nosotros; de lo contrario, enfrentaremos un problema. «Debemos comenzar observando en nuestro propio patio trasero», sugiere. Luego de triunfar en el litigio contra Pacific Gas & Electric (PG&E) en el año 2000, la compañía de energía que causó la contaminación del agua en la pequeña comunidad de Hinkley, California, su dedicación a la justicia social y ambiental permanece firme. Su relato fue llevado al cine con Julia Roberts en el papel protagónico, lo que en 2001 impulsó a la actriz a conseguir su primer y único Oscar, además de establecer a Brockovich como un símbolo del activismo ambiental. Veinte años más tarde, desde su oficina en Los Ángeles, Brockovich habla con EL PAÍS para compartir su perspectiva sobre la defensa del medio ambiente durante el evento Healthy Cities, que tiene lugar en Barcelona y es organizado por Sanitas.
La defensora del medio ambiente, a quien Julia Roberts interpretó en el filme que le otorgó el Oscar en 2001, dialoga con EL PAÍS sobre su camino desde que logró la mayor demanda civil de la historia de Estados Unidos.
Feed MRSS-S Noticias
El nombre de Erin Brockovich, originaria de Lawrence, Kansas y con 65 años, no solo representa un símbolo en Estados Unidos, sino que también ha evolucionado a convertirse en un verbo: «To Erin Brockovich something», que significa investigar a fondo una causa hasta llegar al final. Pienso que para modificar lo que ocurre en las altas esferas de poder y reducir su impacto en el mundo, es fundamental concentrarse en lo que está más cerca de nosotros; de lo contrario, enfrentaremos un problema. «Debemos comenzar observando en nuestro propio patio trasero», sugiere. Luego de triunfar en el litigio contra Pacific Gas & Electric (PG&E) en el año 2000, la compañía de energía que causó la contaminación del agua en la pequeña comunidad de Hinkley, California, su dedicación a la justicia social y ambiental permanece firme. Su relato fue llevado al cine con Julia Roberts en el papel protagónico, lo que en 2001 impulsó a la actriz a conseguir su primer y único Oscar, además de establecer a Brockovich como un símbolo del activismo ambiental. Veinte años después, desde su oficina en Los Ángeles, Brockovich conversa con EL PAÍS para compartir su perspectiva sobre la protección del medio ambiente durante el evento Healthy Cities, organizado en Barcelona por Sanitas. «Cuidar el planeta no es una cuestión de estar a la moda, es protegerse a uno mismo», afirmó Brockovich en la red social X, aludiendo al término que la extrema derecha ha adoptado para describir la «imposición de valores progresistas.» La activista admite que ha lidiado con el desprestigio a lo largo de su vida. Después del accidente automovilístico que padeció en 1990, comenzó a laborar en la firma de abogados que le brindó asistencia.