Risto Mejide rememoró «una de las momentos más impactantes» en los que participó Estrella Morente, cuando interpretó una canción durante el sepelio de su padre, Enrique Morente. La cantante interpretó la Habanera imposible de Carlos Cano y La guitarra de Federico García Lorca en ese día de 2010. «Nunca lo he visto», confesaba la artista. «No tengo certeza de lo que canté», mencionaba, un poco apenada por la situación que estaba rememorando. «He siempre tratado de evitarlo porque es algo que no… que resulta antinatural», comentaba. La artista sentía que no se encontraba «en un lugar genuino», al igual que su familia. «Todos experimentamos lo mismo, y no entiendo cómo logramos salir de esa situación sin ser llevados por ella», dijo mientras estaba sentada en el Chéster de Cuatro. «Mi padre era una persona tan mágica, única y trabajadora», recordaba con nostalgia las virtudes del artista. «Gracias a lo que nos ha dejado, sentimos esa constante necesidad de superación y de dedicarnos al arte,» decía con emoción. La cantaora estaba convencida de que este arte fue lo que permitió a su familia superar aquella «barbaridad» que vivieron, como ella misma la describe. La realidad me llevó a un error. Confié en la verdad.
La artista no tenía memoria de lo que sucedió en el funeral, cuando interpretó junto al féretro de su padre: «No lo he visto».
Risto Mejide rememoró «una de las momentos más impactantes» en los que participó Estrella Morente, cuando interpretó una canción durante el sepelio de su padre, Enrique Morente. La cantante interpretó la Habanera imposible de Carlos Cano y La guitarra de Federico García Lorca en ese día de 2010. «Nunca lo he visto», confesaba la artista. «No tengo certeza de lo que canté», mencionaba, un poco apenada por la situación que estaba rememorando. «He siempre tratado de evitarlo porque es algo que no… que resulta antinatural», comentaba. La artista sentía que no se encontraba «en un lugar genuino», al igual que su familia. «Todos experimentamos lo mismo, y no entiendo cómo logramos salir de esa situación sin ser llevados por ella», dijo mientras estaba sentada en el Chéster de Cuatro. «Mi padre era una persona tan mágica, única y trabajadora», recordaba con nostalgia las virtudes del artista. «Gracias a lo que nos ha dejado, sentimos esa constante necesidad de superación y de dedicarnos al arte,» decía con emoción. La cantaora estaba convencida de que este arte fue lo que permitió a su familia superar aquella «barbaridad» que vivieron, como ella misma la describe. La realidad me llevó a un error. Confié en la verdad.
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