Caligrafía de jadeos, así, en esa lírica del arrebato, comienza Leído, el primer tema del nuevo disco de María Guadaña. De extremos y albadas, malaje para ti y los que nos escuchan. Recuerdo el Cantábrico de emociones de Nacho Laguna, cuando se marchó de los chatarreros y a Susana Cáncer enhebrando un vals, como si el fantasma de Cecilia fuera un susurro, que como dice María: «Huracanes que se vuelven brisa». Esa potencia de bolero que nos arrulla en Amor es absolutamente hipnótica. María Guadaña recoge naranjas en las calles de mi pueblo, como si fueran corazones ensangrentados. Perra, desguace eléctrico, parece lista para el directo, con una voz limpia, fresca, como los UT del pegamento y los animales clamorosos.
María Arnal y Rocío Márquez, recuperando el cante, el romance más bien, donde las percusiones mezclan lo profundamente pagano hacia la oración, así que esa electricidad de cera y lejanía con la que nos alimenta Se-pulcra, encaja con un tiempo de paz y espíritus. La rítmica de Bruja, en zafarrancho, como esa manera de mordisquear las palabras al ritmo folklórico que hacen de la tradición española más cercana al pop, con la compañía de Lidia Linda, Bruja emparenta con las propuestas de Ixeya o Karmento. Cajones y palmas, percusiones y fraseos, de nuevo, entre el Cantábrico salvaje y el Mediterráneo tibio.
Postpunk de ciudad y crimen en Mi cuello, más cerca de Lydia Lunch que de los amigos de la insulina, semillas y el susurro de Anita Lane (que estás en el infierno, entonando Bella ciao), el órgano hammond es nutricio y pincha, como la abstinencia, como el sexo incontenido. En la guitarra de Consentido está Pájaro, el mito a la diestra de Silvio, punzante, con esa puntualidad hermética de los primeros Gabinete Caligari. Se viene el fruto inesperado de una voz que, sin excesos, consigue ser hipnótica. Uno de los temas más extremos del disco es Nana huracanada, un dueto junto a Kike Ganso, con piano y violín, los tiempos de Tindersticks y hoy de Leone, donde la intoxicación viene del arreglo de muslo verde. No es necesario el estruendo para llevarnos hacia el final del bosque: Requiem Guadaña es el final del disco, lírico y abstracto, recuerda, no solo por la semántica, la manera de gestionar las almas del bosque que tenía Germán Coppini. Como ella dice, sé de lo que hablo, salmos con sintetizadores, rítmica de corazón ajustado, hebras de secuenciador que afinan el vértigo.
Un disco que supera el anterior, el ya notable «Latidos y culebras», con una propuesta compacta que va del bolero enfermo de amor hasta el aceite de las minas, haciendo de la oscuridad el mejor lugar para la emoción sensible de una canción pop.
El retorno hereje de María Guadaña.
La primera canción del nuevo álbum de María Guadaña, titulada Leído, comienza con una expresión poética de jadeos, capturando la esencia de un estallido. Con respecto a los extremos y los álbumes, ofrecemos masajes para usted y nuestros oyentes. Recuerdo el Cantabrico de Nacho Laguna de emociones cuando partió del depósito de chatarra y Susana Cáncer bailaba un vals, como si el fantasma de Cecilia fuera solo un susurro, que, como dice María, son «Huracanes que se convierten en brisas». El poder encantador de ese bolero que nos atrae hacia el amor es verdaderamente fascinante. María Guadaña cosecha naranjas de las calles de mi ciudad, tratándolas como si fueran corazones sangrantes. La mujer, llena de energía, parece preparada para salir al público, con una voz clara y vibrante, similar a los sonidos de sustancias pegajosas y animales ruidosos. Está en la portada de los discos de Happy Place. María Arnal y Rocío Márquez están revitalizando el canto, específicamente el romance, donde la percusión mezcla lo profundamente pagano con la oración. Esta fusión de energía cruda y distancia nos nutre con Se-pulcra, alineándose perfectamente con un tiempo de tranquilidad y ánimos elevados. El ritmo de Bruja, en zafarrancho, mordisquea las palabras en un estilo folclórico que acerca la tradición española al pop. Acompañado por Lidia Linda, Bruja está asociado con las obras de Ixeya y Karmento.
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