Vivir por completo del mundo literario no es fácil, especialmente cuando se escribe fantasía y ciencia ficción en español. Pero Javier Miró puede decir que sí lo hace, aunque con peros: «Me dedico al 100% a la escritura, aunque no siempre sea la mía, por desgracia». Sin embargo, su último proyecto sí que ha nacido puramente de su mente creativa, aunque más bien de una versión suya que existió en el pasado y dio forma al tétrico mundo de Gris era el páramo (Grijalbo).. Nacido en Sevilla en 1981 y licenciado en Historia, este autor tiene varios libros publicados: Rebelión (2014), La armadura de la luz (2017), Ojalá tú nunca (2020) y, ahora también, Gris era el páramo, un libro que plantea un universo oscuro con «unas reglas horribles» que van en contra de los personajes, cuyo objetivo es, en un contexto en el que parece que nada les favorece, evolucionar mientras se vuelven conscientes «de las cadenas que tienen» y descubren cómo deben «dejarlas a un lado para salir adelante».. «La idea es ponerte en la piel de estos personajes, llegar incluso a comprender sus problemas y sus fallos y sus formas poco adecuadas de proceder», detalla el novelista, que se enfrentó a distintas complejidades durante la escritura de la obra: Nix, una de las protagonistas, a quien no le gusta hablar demasiado y, por tanto, le resultó difícil mostrar su punto de vista sin apenas diálogos; «intentar hacer que, pese a lo malvados que son los personajes y pese a los problemas que tienen, no le caigan mal al lector y lleguen a conectar con ellos»; y la creación de este mundo fantástico que intentó «que se pareciera lo menos posible al resto de fantasía que existe».. «Es un mundo en el que siempre hace muchísimo frío y solo llueve, nieva, graniza o cae ceniza del cielo. No hay ni día ni noche. No hay color. Y también hay magia que cierta parte de la población puede utilizar. Pero intentaba desmarcarme de toda la magia y la fantasía que hay», explica Javier Miró.. La atmósfera lúgubre le da un toque atrayente y cautivador a Gris era el páramo, cuya historia encaja perfectamente en los parámetros del subgénero grimdark, también conocido como fantasía oscura. Aun así, este elemento le hizo difícil al autor volver al libro, pues lo escribió «durante el confinamiento por la pandemia» que coincidió con «un momento un poco difícil» de su vida, y eso «se nota en el desarrollo de la historia». Por ello, al tener que regresar a la obra, sintió que ya era otra persona distinta a la de entonces.. «Tuve que volver a sumergirme en este mundo con estos personajes que lo pasan tan mal, este mundo tan sombrío, estos eventos que ocurren tan desgraciados… A mí me costó, porque al final se contagia», recuerda en su entrevista con 20minutos. «Soy capaz de mutar y meterme otra vez ahí, pero cuesta, no fue agradable».. Escritor fantasma. Este viaje de vuelta a la fantasía oscura lo hizo, además, tras venir de escribir libros juveniles de humor, que era lo que más le apetecía en ese momento. Y es que Javier Miró alterna distintos proyectos, pero todos literarios: «Me dedico al mundo literario y de momento me da. Mientras la IA no me sustituya, es lo que me da de comer».. «Se puede decir que me dedico al 100% a la escritura, aunque no siempre sea la mía, por desgracia», admite el autor, en referencia a otra de sus facetas: «Me gano la vida escribiendo libros para otras personas como escritor fantasma. Estoy acostumbrado, sé lo que es el negocio de la escritura».. Según sostiene, esta práctica «es lo más común del mundo», él escribe el libro y lo firma otra persona. «Si entras en una librería importante y ves en la mesa de novedades los libros escritos por personas que no son escritores profesionales, yo te diría que en un 99% de los casos lo ha escrito alguien como yo», afirma y aclara que «esto es legal, es normal y habitual», aunque no «se hable mucho de ello porque no es bonito y queda un poco tramposo».. «Yo he escrito el libro de algún influencer de unos 100.000 seguidores o así. A la editorial ese perfil le viene bien porque saben que van a vender más que un escritor o normal», reconoce el escritor, quien lamenta que, «tristemente, eso funcione así».. De YouTube a mentorizar escritores. Otra de sus facetas como escritor está en el canal de YouTube que lleva su nombre y en el que lleva compartiendo contenido desde finales de 2016. Tiene más de 66.000 seguidores y, aunque reconoce que es una cuenta que nunca tendrá un millón de suscriptores, no es algo que necesite, pues un gran porcentaje de gente que ve sus vídeos están interesados en lo que hace y en servicios que ofrece, como sus cursos o su mentoría en la web Autorquía, con la que acompaña a escritores que necesitan ayuda en cualquiera de los procesos de una novela.. «Muchos de los clientes que me vienen son autores que me han conocido a través de YouTube», declara Javier Miró, que analiza a las personas que le contactan a través de este servicio como «gente perdida» que «no conoce el sector editorial», algo que ve normal, pues «la escritura no la enseñan en el colegio y es algo que tienes que aprender por tu cuenta».. «Esto es algo en lo que nos saca mucha ventaja el mundo anglosajón, donde la escritura se estudia en la universidad», compara el novelista. «En el mundo hispanohablante eso no se da, aunque últimamente sí está apareciendo más en universidades porque, con tanta privatización, hay más oferta de cosas».. La odisea de escribir fantasía. Con todas estas piezas, el escritor sevillano monta el puzle que supone dedicarse por completo a la escritura, algo que logra, entre otras cosas, siendo autor de fantasía, un «género que se trata fatal» y sobre el que pesan muchos prejuicios: «Hoy en día tengo que enfrentarme a comentarios como ‘tú no escribes para adultos, ¿verdad?’. Parece que la fantasía no sea literatura de verdad y esa es una losa con la que tenemos que cargar». «Pese a que vuelques todos tus conocimientos en tu libro, pese a que trabajes lo mejor posible, pese a que todo sea muy real y posible, hay muchas personas que van a seguir sin leerlo porque hay magia, porque está en un mundo raro, porque no es el día a día», critica Javier Miró, que desea que ese estigma literario desaparezca algún día, como ha pasado en el mundo audiovisual con series como Stranger Things y películas como Avatar o las de Marvel.. Además, al contrario de lo que muchos piensan, escribir fantasía y ciencia ficción «no es fácil ni es lo que vende», sino que es un género «de nicho» que está «escondido». «Hay autores que venden muchísimo y son de fantasía y ciencia ficción, pero son autores extranjeros, sobre todo del mercado anglosajón. Vienen ya con un recorrido, de unos mercados mucho más amplios donde han vendido muchísimo más y aquí llegan famosos y las editoriales automáticamente apuestan por ellos», explica el escritor, quien valora a estos autores positivamente, pero destaca este hecho en comparación a que a los «novelistas españoles de este género no se les da esa oportunidad», aunque son muchos.. Afortunadamente, hay editoriales que sí «están apostando por gente menos conocida», como es su caso con Grijalbo, que ha publicado Gris era el páramo. «También está habiendo una pequeña apuesta por la fantasía, la ciencia ficción y el terror. Creo que está fundamentada en una idea sólida, ahora solo hace falta ver si funciona y cómo lo recibe el público», destaca.. Si esto resultara, el género viviría un auge, especialmente si potencia el talento español. Mientras tanto, Javier Miró tiene más proyectos por delante, «un par de libros que están cociéndose» y también tiene «la opción de sacar una segunda parte de Gris era el páramo» que habrá que esperar para «ver si se cristaliza o no».. «Tengo muchísimo trabajo, eso no me falta, así que aburrido no estoy», concluye el escritor, feliz, aunque deseoso de que la fantasía y la ciencia ficción, aquello que le apasiona, y que aman tantos lectores, pueda dejar atrás los prejuicios que el sector tiene.
El autor sevillano presenta a ’20minutos’ su nueva novela a la vez que revela cómo es dedicarse al 100% a la escritura, aunque no siempre sea la suya.
Vivir por completo del mundo literario no es fácil, especialmente cuando se escribe fantasía y ciencia ficción en español. Pero Javier Miró puede decir que sí lo hace, aunque con peros: «Me dedico al 100% a la escritura, aunque no siempre sea la mía, por desgracia». Sin embargo, su último proyecto sí que ha nacido puramente de su mente creativa, aunque más bien de una versión suya que existió en el pasado y dio forma al tétrico mundo de Gris era el páramo (Grijalbo).. Nacido en Sevilla en 1981 y licenciado en Historia, este autor tiene varios libros publicados: Rebelión (2014), La armadura de la luz (2017), Ojalá tú nunca (2020) y, ahora también, Gris era el páramo, un libro que plantea un universo oscuro con «unas reglas horribles» que van en contra de los personajes, cuyo objetivo es, en un contexto en el que parece que nada les favorece, evolucionar mientras se vuelven conscientes «de las cadenas que tienen» y descubren cómo deben «dejarlas a un lado para salir adelante».. «La idea es ponerte en la piel de estos personajes, llegar incluso a comprender sus problemas y sus fallos y sus formas poco adecuadas de proceder», detalla el novelista, que se enfrentó a distintas complejidades durante la escritura de la obra: Nix, una de las protagonistas, a quien no le gusta hablar demasiado y, por tanto, le resultó difícil mostrar su punto de vista sin apenas diálogos; «intentar hacer que, pese a lo malvados que son los personajes y pese a los problemas que tienen, no le caigan mal al lector y lleguen a conectar con ellos»; y la creación de este mundo fantástico que intentó «que se pareciera lo menos posible al resto de fantasía que existe».. «Es un mundo en el que siempre hace muchísimo frío y solo llueve, nieva, graniza o cae ceniza del cielo. No hay ni día ni noche. No hay color. Y también hay magia que cierta parte de la población puede utilizar. Pero intentaba desmarcarme de toda la magia y la fantasía que hay», explica Javier Miró.. La atmósfera lúgubre le da un toque atrayente y cautivador a Gris era el páramo, cuya historia encaja perfectamente en los parámetros del subgénero grimdark, también conocido como fantasía oscura. Aun así, este elemento le hizo difícil al autor volver al libro, pues lo escribió «durante el confinamiento por la pandemia» que coincidió con «un momento un poco difícil» de su vida, y eso «se nota en el desarrollo de la historia». Por ello, al tener que regresar a la obra, sintió que ya era otra persona distinta a la de entonces.. «Tuve que volver a sumergirme en este mundo con estos personajes que lo pasan tan mal, este mundo tan sombrío, estos eventos que ocurren tan desgraciados… A mí me costó, porque al final se contagia», recuerda en su entrevista con 20minutos. «Soy capaz de mutar y meterme otra vez ahí, pero cuesta, no fue agradable».. Escritor fantasma. Este viaje de vuelta a la fantasía oscura lo hizo, además, tras venir de escribir libros juveniles de humor, que era lo que más le apetecía en ese momento. Y es que Javier Miró alterna distintos proyectos, pero todos literarios: «Me dedico al mundo literario y de momento me da. Mientras la IA no me sustituya, es lo que me da de comer».. «Se puede decir que me dedico al 100% a la escritura, aunque no siempre sea la mía, por desgracia», admite el autor, en referencia a otra de sus facetas: «Me gano la vida escribiendo libros para otras personas como escritor fantasma. Estoy acostumbrado, sé lo que es el negocio de la escritura».. Según sostiene, esta práctica «es lo más común del mundo», él escribe el libro y lo firma otra persona. «Si entras en una librería importante y ves en la mesa de novedades los libros escritos por personas que no son escritores profesionales, yo te diría que en un 99% de los casos lo ha escrito alguien como yo», afirma y aclara que «esto es legal, es normal y habitual», aunque no «se hable mucho de ello porque no es bonito y queda un poco tramposo».. «Yo he escrito el libro de algún influencer de unos 100.000 seguidores o así. A la editorial ese perfil le viene bien porque saben que van a vender más que un escritor o normal», reconoce el escritor, quien lamenta que, «tristemente, eso funcione así».. De YouTube a mentorizar escritores. Otra de sus facetas como escritor está en el canal de YouTube que lleva su nombre y en el que lleva compartiendo contenido desde finales de 2016. Tiene más de 66.000 seguidores y, aunque reconoce que es una cuenta que nunca tendrá un millón de suscriptores, no es algo que necesite, pues un gran porcentaje de gente que ve sus vídeos están interesados en lo que hace y en servicios que ofrece, como sus cursos o su mentoría en la web Autorquía, con la que acompaña a escritores que necesitan ayuda en cualquiera de los procesos de una novela.. «Muchos de los clientes que me vienen son autores que me han conocido a través de YouTube», declara Javier Miró, que analiza a las personas que le contactan a través de este servicio como «gente perdida» que «no conoce el sector editorial», algo que ve normal, pues «la escritura no la enseñan en el colegio y es algo que tienes que aprender por tu cuenta».. «Esto es algo en lo que nos saca mucha ventaja el mundo anglosajón, donde la escritura se estudia en la universidad», compara el novelista. «En el mundo hispanohablante eso no se da, aunque últimamente sí está apareciendo más en universidades porque, con tanta privatización, hay más oferta de cosas».. La odisea de escribir fantasía. Con todas estas piezas, el escritor sevillano monta el puzle que supone dedicarse por completo a la escritura, algo que logra, entre otras cosas, siendo autor de fantasía, un «género que se trata fatal» y sobre el que pesan muchos prejuicios: «Hoy en día tengo que enfrentarme a comentarios como ‘tú no escribes para adultos, ¿verdad?’. Parece que la fantasía no sea literatura de verdad y esa es una losa con la que tenemos que cargar». «Pese a que vuelques todos tus conocimientos en tu libro, pese a que trabajes lo mejor posible, pese a que todo sea muy real y posible, hay muchas personas que van a seguir sin leerlo porque hay magia, porque está en un mundo raro, porque no es el día a día», critica Javier Miró, que desea que ese estigma literario desaparezca algún día, como ha pasado en el mundo audiovisual con series como Stranger Things y películas como Avatar o las de Marvel.. Además, al contrario de lo que muchos piensan, escribir fantasía y ciencia ficción «no es fácil ni es lo que vende», sino que es un género «de nicho» que está «escondido». «Hay autores que venden muchísimo y son de fantasía y ciencia ficción, pero son autores extranjeros, sobre todo del mercado anglosajón. Vienen ya con un recorrido, de unos mercados mucho más amplios donde han vendido muchísimo más y aquí llegan famosos y las editoriales automáticamente apuestan por ellos», explica el escritor, quien valora a estos autores positivamente, pero destaca este hecho en comparación a que a los «novelistas españoles de este género no se les da esa oportunidad», aunque son muchos.. Afortunadamente, hay editoriales que sí «están apostando por gente menos conocida», como es su caso con Grijalbo, que ha publicado Gris era el páramo. «También está habiendo una pequeña apuesta por la fantasía, la ciencia ficción y el terror. Creo que está fundamentada en una idea sólida, ahora solo hace falta ver si funciona y cómo lo recibe el público», destaca.. Si esto resultara, el género viviría un auge, especialmente si potencia el talento español. Mientras tanto, Javier Miró tiene más proyectos por delante, «un par de libros que están cociéndose» y también tiene «la opción de sacar una segunda parte de Gris era el páramo» que habrá que esperar para «ver si se cristaliza o no».. «Tengo muchísimo trabajo, eso no me falta, así que aburrido no estoy», concluye el escritor, feliz, aunque deseoso de que la fantasía y la ciencia ficción, aquello que le apasiona, y que aman tantos lectores, pueda dejar atrás los prejuicios que el sector tiene.
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