Necesitábamos la vuelta de Jasso. El grande, el único. El que se acerca por detrás y te susurra historias que, claro, te permitirán dormir, pero provocarán pesadillas. Cercano, arriesgado, emocionante. Aquí está, ha vuelto Jasso. Era necesario. La mente del muerto, cuarta entrega de lo mejor de David Jasso editado por Apache Libros.. En el puente, la chica y el taxista, Jasso es negro, es Bukowsky jugando a las posesiones, a los telépatas y los talismanes. Al recuento: dos cuerpos y tres individuos. La Zaragoza de los taxis, con sus bares de anís y sus churros indigestos. Luego llegará Sabina. El hombre del traje gris. Siempre supimos que había algo extraño detrás, como un fantasma de Sinatra, pintado de blanco, payaso de hollín entre habitaciones baratas y orfidales. Como los carroñeros, La mente del muerto, ese tebeo de Neil Gaiman en el que hay una convención de asesinos en serie: pero ahora, claro, también gusta mucho lo de las cintas perdidas, la proyección única en el Festival de Sitges. Y Jana, Jane, la adicción de Jane. Como la canción.. Y un rey mago. Que huelen peor que Santa Claus. Evoca a San Nicolás. Píntate el rostro de pasta de cacao. No es ni chocolate. Si se atreviera Alex de la Iglesia haría algo con este cuento. Pero ese tiempo pasó, solo hay que esperar a la bilocación, recordar cuando rezaba antes de dormir para no morir durante la noche, que el niño Jesús me dejara ver un día más. Trajes que son malos, un disfraz no es un traje. El alcohol profundo no está en la sangre ni en el estómago, es algo que se exhala, no es aliento, es sudor. Y ahí está el monstruo. En esas gotitas. De nuevo, en Jasso, la locura salta de un lugar a otro, de cuerpo en cuerpo, como una enfermedad. Sí, espero, soy un adicto. Los asesinos de Jasso, en cada cuento, disfrutan poco. No disfrutan siempre. Son funcionarios de la muerte. Eficaces gremios de la tortura. Volveré, volveremos.. Recuerdo, estos días, leyendo los nuevos tebeos de Transformers, era 1985, pensé que Soundwave costaba 995 pesetas en el Corte Inglés. Era mucho más caro. Ahora vuelvo, otra vez, con mi hijo, a leer los tebeos. A esperar.. En El señor de la cueva, la mascarada y el glamour desaparecen para entregarnos a una monstruosa conciencia de clase. Pienso en la Files y sus devastadores colmillos, la cueva, el sacrificio, el bello y arrastrado vampiro, el dragón, el eterno retorno. La venganza del vampiro, el Jasso más impredecible y nutritivo. Entre los Balcanes y la Tierra Media: tu miedo es más fuerte que los colmillos. Dulce, dulce venganza.. El relato El Teléfono, en estos días de Radio Heraldo, cuando ha muerto Salvador Asensio, la noche que llega con hambre atrasada, luces parpadeantes, voces sin cuerpo buscando compañía. Pasaba el turno de 22 a 6 en la papelera, donde terminaba Zaragoza, escuchando a Iker Jiménez. Nadie los llama, se sienten tan solos. Hemos llegado a El monstruo interior. El mejor relato. Ya sé que esto no es una carrera de sacos, pero cando uno leer y lee, busca entre las cubetas, rebusca los podcasts en la web más oscura, devora viñetas, cuesta que algo te emocione, te sorprenda. Pero ahí está, el terror del Kaiju, la primera vez que vi Cloverfield (y aquellos parásitos sobre la piel del monstruo que le dicen hola a los de Jasso), la serie Monarch: El Legado de los Monstruos que cuenta lo que sucede DESPUÉS del ataque. Y, además, transmitir un cierto aire de solidez científica en la propuesta narrativa. Nadie plasma el punto de no retorno como David Jasso. Nadie. Cuando ya no hay esperanza, pero quedan páginas de sufrimiento por delante.. Algo de sensación de metraje encontrado, ¿Dónde estás, Octavio, durante la escritura de esta reseña? Desenfocado por las gafas muy sucias, se vinieron abajo lugares, calles, avenidas de Zaragoza, ¿Qué habría debajo? .. Un queso podrido, atravesado por gusanos. La muerte registrada en analógico, ¿Quién eres? ¿Quién es el muerto, tú que escribes el texto, tú que registras la historia, tú que me lees, a mí o a Jasso, lector, al fin? LCD, autotune, grafito, campos magnéticos de la cinta atrapando las almas, el material de la desesperación, la prisión volátil del que se quiere marchar, alma o periodismo de raza. Otro de los mejores relatos del libro es La chica del bus. Habla Jasso de Gustavo Adolfo Bécquer y de la estructura de La noche de las ánimas. Es como un relato de terror con toques japoneses. A Jasso le gustan los cuerpos humanos en el camino, en la transformación acompañada hacia el arácnido, la empresa con sede en distintas capitales de provincia, ¿Quieres de verdad pasar miedo? ¿Te acuerdas del comienzo de La dimensión desconocida? Cómo sonaba Rosario Blefari y la Credence Clearwater Revival. Medianoche en la autovía. Ahora buscad, comprad, escuchad el disco rosa de Rosario.. Qué estructura más pesada, qué manía con los recursos humanos: historias para no dormir de Chicho Ibáñez Serrador, con el asfalto caliente, los muertos vivientes que golpean la puerta de un cuarto cerrado por dentro, no podrás salir, ellos no podrán entrar. Y, claro, Chuck Palahniuk en su libro Fantasmas. El calor y esa otra manía de Jasso. Quien dice manía dice pasión. Dejar a sus protagonistas viviendo una pesadilla tras su historia de terror, inválidos, mutilados, reventados (ya llegaremos a la masa madre del final).. En La cueva volvemos a encontrar esa habilidad para describir los puntos de no retorno: de niño leí las aventuras juveniles de un niño espeleólogo. Todos sabemos que la humedad subterránea es como el líquido amniótico para los monstruos, deseosos de silenciosa proteína. Mira cómo se va, CHAU, volveré, fiebre, frescor, calmantes. El silencio engendra aullidos. El amor duele, ya lo sé. Llegamos cuando la función ya ha comenzado. Normalmente vemos el comienzo, contemplamos los restos del final, pero Jasso quiere luz y taquígrafos, ¿verdad, David?. Cuando leo La gata me encuentro con lo más cercano a Stephen King vs Los Santos inocentes. Me gustaba el abuelo que mascaba tabaco. Era el cuento que abría Pesadillas y alucinaciones, el volumen II, que leía en la playa mientras mi padre entraba en la UCI. Se llamaba Mi bonito poni («My Pretty Pony»). Miedo, sí, claro, La posibilidad de tener miedo, ácido, psicodelia, un toque de ‘Mad doctor’, ¿Un museo? Y sí, claro, lo que comentado antes: Luz y taquígrafos.. La Poza es otro cuento notable. El ambiente rural lleva dando de comer muy bien a los escritores de terror en este último año. Quien dice comer dice merendar. Aquí y aquí. Por ejemplo. No hay que ir a las edades de las maldiciones ni de las leyendas, ni buscar terror urbano entre los barrios abandonados. Ni, aunque sea extraído de una antología que homenajea Stranger Things, hay que llenarlo todo de mantequilla de cacahuete y autocines. No Iowa, no Maine. El verdadero Apocalipsis adolescente es descubrir que la chica que te gusta se va con el malote del lugar. Y, además, aprovecho para saludar a mi admirada Myriam, capaz de ser una compositora e intérprete de antifolk y, a la vez, vestir brillantina y lentejuelas como vocalista de una orquesta de fiestas. Gloria Gaynor, Raffaella Carrá… estaría genial que, cuando llamen los de Netflix a Jasso para hacer la serie la propusiera como hechicera protectora de los adolescentes y sus hormonas.. La dimensión paralela, la evolución, el aplastamiento, la distinta composición de la atmósfera, aquel cuento sobre un niño-gamba que pensaba que era humano hasta que llegó a la Tierra (son esas historias, esos libros que cogí en la biblioteca más pequeña de Zaragoza), Kafka y William S. Borroughts, así La inmutable nos descubre la Antropometamorfosis. El cambio de forma. ¿Recuerdas, Octavio, aquel cuento inédito en el que una boy band se rebelaba frente a la sociedad siendo cinco chicos gordos?. Drakul, el reto de matar, la caja, preciosas, los padres latinos, la prostitución, el Club Stylo´s (que, como todo el mundo sabe, es una peluquería de la cuñada de David Jasso, un feliz lugar, sin final feliz). Un cuento poderosamente narrativo que podría ser parte de una antología de Siruela. Hermanos y el comienzo de una nueva vida. Autobús que nunca saldrá de la ciudad. Me recuerda al trayecto Lima-Medellín que tantas veces he recorrido junto al maestro Diego Trelles.. Y, claro, algo de Terror Z, qué sería de una antología de relatos de terror sin una buena historia de muertos vivientes. Blanco y negro, sabiendo que es Jasso no puedo dejar de pensar en ‘El jovencito Frankenstein’ dirigido por Tarantino. Y, claro, aparece Mike Mignola y Hellboy, en su viaje a México. Vampiros, peleas de monstruos, baterías de coche, Víctor Van Helsing, un crossover. Pero el virus, ya sabes, se acaba siempre escapando de las manos. (Vídeo/Audio/Sistema): error en el proceso de hibernación, salas en el espacio, busco el tebeo, aprovecho para terminarlo, CRYOZONE de THIERRY CAILLETEAU / DENIS BAJRAM / FLORENCE BRETON. Barato en Bibliostock. Descongelar rápido, sin pasar la sangre por ningún filtro, romper la cadena del frío, el chapoteo verde fosforescente.. Otro de los enormes relatos del libro es Prerrogativa vital. Periodismo de redacción, gente aturdida, un último intento, la actualización en la web mal hecho, faltas de ortografía en un post, unir puntos. Mira, esto es lo que tengo: ¿Por qué no te dedicas a tu trabajo? Es el momento de ellas, esquinas, rescoldos, luces, control social. Narcóticos, química y periodismo de ocultación: ni el antes (golpes), ni el después (los cuerpos), solo el DURANTE. Así «La comida de este restaurante es tan mala que no se puede comer/y además es escasa».. Con el relato del bebé, uno que es padre de un pibe de cinco años, me hace estremecer el cuento y la serie de ‘El bebé jefazo’. Lugares oscuros de una mente en formación.. La última parte del libro es una novela corta, ‘El pan nuestro de cada día’. Las aventuras barriales de finales de los setenta, el pan congelado, la madrugada excesiva, los tableros de güija prohibidos en las jugueterías, el dedo, los vasos, la harina, un hongo. Barrios, autobuses, madrugones: situar las dimensiones, no arriba, no abaja, junto a nosotros, vibrando en distintas frecuencias. Estudiantes de oposiciones, gente cansada que son jóvenes y solo sobreviven por la energía. El pan, el hambre, las autoejecuciones, las noticias matutinas, el imposible final. Porque, con Jasso, nadie puede descansar.. La mente del monstruo en deuvedé, la sonrisa oscura, las líneas paralelas de Juan Tallón, la activa circulación mental. El libro de Jasso es una muestra gigantesca de la habilidad del autor aragonés para afrontar todo el abanico del miedo, desde el thriller, el noir, el asesinato serial hasta lo fantástico, lo apocalíptico, los monstruos de todo tipo… y siempre con una capacidad narrativa excelsa, sin giros efectistas. Magnífico.
Literatura
Necesitábamos la vuelta de Jasso. El grande, el único. El que se acerca por detrás y te susurra historias que, claro, te permitirán dormir, pero provocarán pesadillas. Cercano, arriesgado, emocionante. Aquí está, ha vuelto Jasso. Era necesario. La mente del muerto, cuarta entrega de lo mejor de David Jasso editado por Apache Libros.. RecorteOctavio Gómez. En el puente, la chica y el taxista, Jasso es negro, es Bukowsky jugando a las posesiones, a los telépatas y los talismanes. Al recuento: dos cuerpos y tres individuos. La Zaragoza de los taxis, con sus bares de anís y sus churros indigestos. Luego llegará Sabina. El hombre del traje gris. Siempre supimos que había algo extraño detrás, como un fantasma de Sinatra, pintado de blanco, payaso de hollín entre habitaciones baratas y orfidales. Como los carroñeros, La mente del muerto, ese tebeo de Neil Gaiman en el que hay una convención de asesinos en serie: pero ahora, claro, también gusta mucho lo de las cintas perdidas, la proyección única en el Festival de Sitges. Y Jana, Jane, la adicción de Jane. Como la canción.. Y un rey mago. Que huelen peor que Santa Claus. Evoca a San Nicolás. Píntate el rostro de pasta de cacao. No es ni chocolate. Si se atreviera Alex de la Iglesia haría algo con este cuento. Pero ese tiempo pasó, solo hay que esperar a la bilocación, recordar cuando rezaba antes de dormir para no morir durante la noche, que el niño Jesús me dejara ver un día más. Trajes que son malos, un disfraz no es un traje. El alcohol profundo no está en la sangre ni en el estómago, es algo que se exhala, no es aliento, es sudor. Y ahí está el monstruo. En esas gotitas. De nuevo, en Jasso, la locura salta de un lugar a otro, de cuerpo en cuerpo, como una enfermedad. Sí, espero, soy un adicto. Los asesinos de Jasso, en cada cuento, disfrutan poco. No disfrutan siempre. Son funcionarios de la muerte. Eficaces gremios de la tortura. Volveré, volveremos.. Recuerdo, estos días, leyendo los nuevos tebeos de Transformers, era 1985, pensé que Soundwave costaba 995 pesetas en el Corte Inglés. Era mucho más caro. Ahora vuelvo, otra vez, con mi hijo, a leer los tebeos. A esperar.. En El señor de la cueva, la mascarada y el glamour desaparecen para entregarnos a una monstruosa conciencia de clase. Pienso en la Files y sus devastadores colmillos, la cueva, el sacrificio, el bello y arrastrado vampiro, el dragón, el eterno retorno. La venganza del vampiro, el Jasso más impredecible y nutritivo. Entre los Balcanes y la Tierra Media: tu miedo es más fuerte que los colmillos. Dulce, dulce venganza.. El relato El Teléfono, en estos días de Radio Heraldo, cuando ha muerto Salvador Asensio, la noche que llega con hambre atrasada, luces parpadeantes, voces sin cuerpo buscando compañía. Pasaba el turno de 22 a 6 en la papelera, donde terminaba Zaragoza, escuchando a Iker Jiménez. Nadie los llama, se sienten tan solos. Hemos llegado a El monstruo interior. El mejor relato. Ya sé que esto no es una carrera de sacos, pero cando uno leer y lee, busca entre las cubetas, rebusca los podcasts en la web más oscura, devora viñetas, cuesta que algo te emocione, te sorprenda. Pero ahí está, el terror del Kaiju, la primera vez que vi Cloverfield (y aquellos parásitos sobre la piel del monstruo que le dicen hola a los de Jasso), la serie Monarch: El Legado de los Monstruos que cuenta lo que sucede DESPUÉS del ataque. Y, además, transmitir un cierto aire de solidez científica en la propuesta narrativa. Nadie plasma el punto de no retorno como David Jasso. Nadie. Cuando ya no hay esperanza, pero quedan páginas de sufrimiento por delante.. Algo de sensación de metraje encontrado, ¿Dónde estás, Octavio, durante la escritura de esta reseña? Desenfocado por las gafas muy sucias, se vinieron abajo lugares, calles, avenidas de Zaragoza, ¿Qué habría debajo? .. recorteOctavio Gómez. Un queso podrido, atravesado por gusanos. La muerte registrada en analógico, ¿Quién eres? ¿Quién es el muerto, tú que escribes el texto, tú que registras la historia, tú que me lees, a mí o a Jasso, lector, al fin? LCD, autotune, grafito, campos magnéticos de la cinta atrapando las almas, el material de la desesperación, la prisión volátil del que se quiere marchar, alma o periodismo de raza. Otro de los mejores relatos del libro es La chica del bus. Habla Jasso de Gustavo Adolfo Bécquer y de la estructura de La noche de las ánimas. Es como un relato de terror con toques japoneses. A Jasso le gustan los cuerpos humanos en el camino, en la transformación acompañada hacia el arácnido, la empresa con sede en distintas capitales de provincia, ¿Quieres de verdad pasar miedo? ¿Te acuerdas del comienzo de La dimensión desconocida? Cómo sonaba Rosario Blefari y la Credence Clearwater Revival. Medianoche en la autovía. Ahora buscad, comprad, escuchad el disco rosa de Rosario.. FantasmasOctavio Gómez. Qué estructura más pesada, qué manía con los recursos humanos: historias para no dormir de Chicho Ibáñez Serrador, con el asfalto caliente, los muertos vivientes que golpean la puerta de un cuarto cerrado por dentro, no podrás salir, ellos no podrán entrar. Y, claro, Chuck Palahniuk en su libro Fantasmas. El calor y esa otra manía de Jasso. Quien dice manía dice pasión. Dejar a sus protagonistas viviendo una pesadilla tras su historia de terror, inválidos, mutilados, reventados (ya llegaremos a la masa madre del final).. En La cueva volvemos a encontrar esa habilidad para describir los puntos de no retorno: de niño leí las aventuras juveniles de un niño espeleólogo. Todos sabemos que la humedad subterránea es como el líquido amniótico para los monstruos, deseosos de silenciosa proteína. Mira cómo se va, CHAU, volveré, fiebre, frescor, calmantes. El silencio engendra aullidos. El amor duele, ya lo sé. Llegamos cuando la función ya ha comenzado. Normalmente vemos el comienzo, contemplamos los restos del final, pero Jasso quiere luz y taquígrafos, ¿verdad, David?. KingOctavio Gómez. Cuando leo La gata me encuentro con lo más cercano a Stephen King vs Los Santos inocentes. Me gustaba el abuelo que mascaba tabaco. Era el cuento que abría Pesadillas y alucinaciones, el volumen II, que leía en la playa mientras mi padre entraba en la UCI. Se llamaba Mi bonito poni («My Pretty Pony»). Miedo, sí, claro, La posibilidad de tener miedo, ácido, psicodelia, un toque de ‘Mad doctor’, ¿Un museo? Y sí, claro, lo que comentado antes: Luz y taquígrafos.. RecorteOctavio Gómez. La Poza es otro cuento notable. El ambiente rural lleva dando de comer muy bien a los escritores de terror en este último año. Quien dice comer dice merendar. Aquí y aquí. Por ejemplo. No hay que ir a las edades de las maldiciones ni de las leyendas, ni buscar terror urbano entre los barrios abandonados. Ni, aunque sea extraído de una antología que homenajea Stranger Things, hay que llenarlo todo de mantequilla de cacahuete y autocines. No Iowa, no Maine. El verdadero Apocalipsis adolescente es descubrir que la chica que te gusta se va con el malote del lugar. Y, además, aprovecho para saludar a mi admirada Myriam, capaz de ser una compositora e intérprete de antifolk y, a la vez, vestir brillantina y lentejuelas como vocalista de una orquesta de fiestas. Gloria Gaynor, Raffaella Carrá… estaría genial que, cuando llamen los de Netflix a Jasso para hacer la serie la propusiera como hechicera protectora de los adolescentes y sus hormonas.. RecorteOctavio Gómez. La dimensión paralela, la evolución, el aplastamiento, la distinta composición de la atmósfera, aquel cuento sobre un niño-gamba que pensaba que era humano hasta que llegó a la Tierra (son esas historias, esos libros que cogí en la biblioteca más pequeña de Zaragoza), Kafka y William S. Borroughts, así La inmutable nos descubre la Antropometamorfosis. El cambio de forma. ¿Recuerdas, Octavio, aquel cuento inédito en el que una boy band se rebelaba frente a la sociedad siendo cinco chicos gordos?. RecorteOctavio Gómez. Drakul, el reto de matar, la caja, preciosas, los padres latinos, la prostitución, el Club Stylo´s (que, como todo el mundo sabe, es una peluquería de la cuñada de David Jasso, un feliz lugar, sin final feliz). Un cuento poderosamente narrativo que podría ser parte de una antología de Siruela. Hermanos y el comienzo de una nueva vida. Autobús que nunca saldrá de la ciudad. Me recuerda al trayecto Lima-Medellín que tantas veces he recorrido junto al maestro Diego Trelles.. CryozoneOctavio Gómez. Y, claro, algo de Terror Z, qué sería de una antología de relatos de terror sin una buena historia de muertos vivientes. Blanco y negro, sabiendo que es Jasso no puedo dejar de pensar en ‘El jovencito Frankenstein’ dirigido por Tarantino. Y, claro, aparece Mike Mignola y Hellboy, en su viaje a México. Vampiros, peleas de monstruos, baterías de coche, Víctor Van Helsing, un crossover. Pero el virus, ya sabes, se acaba siempre escapando de las manos. (Vídeo/Audio/Sistema): error en el proceso de hibernación, salas en el espacio, busco el tebeo, aprovecho para terminarlo, CRYOZONE de THIERRY CAILLETEAU / DENIS BAJRAM / FLORENCE BRETON. Barato en Bibliostock. Descongelar rápido, sin pasar la sangre por ningún filtro, romper la cadena del frío, el chapoteo verde fosforescente.. RecorteOctavio Gómez. Otro de los enormes relatos del libro es Prerrogativa vital. Periodismo de redacción, gente aturdida, un último intento, la actualización en la web mal hecho, faltas de ortografía en un post, unir puntos. Mira, esto es lo que tengo: ¿Por qué no te dedicas a tu trabajo? Es el momento de ellas, esquinas, rescoldos, luces, control social. Narcóticos, química y periodismo de ocultación: ni el antes (golpes), ni el después (los cuerpos), solo el DURANTE. Así «La comida de este restaurante es tan mala que no se puede comer/y además es escasa».. Con el relato del bebé, uno que es padre de un pibe de cinco años, me hace estremecer el cuento y la serie de ‘El bebé jefazo’. Lugares oscuros de una mente en formación.. La última parte del libro es una novela corta, ‘El pan nuestro de cada día’. Las aventuras barriales de finales de los setenta, el pan congelado, la madrugada excesiva, los tableros de güija prohibidos en las jugueterías, el dedo, los vasos, la harina, un hongo. Barrios, autobuses, madrugones: situar las dimensiones, no arriba, no abaja, junto a nosotros, vibrando en distintas frecuencias. Estudiantes de oposiciones, gente cansada que son jóvenes y solo sobreviven por la energía. El pan, el hambre, las autoejecuciones, las noticias matutinas, el imposible final. Porque, con Jasso, nadie puede descansar.. RecorteOctavio Gómez. La mente del monstruo en deuvedé, la sonrisa oscura, las líneas paralelas de Juan Tallón, la activa circulación mental. El libro de Jasso es una muestra gigantesca de la habilidad del autor aragonés para afrontar todo el abanico del miedo, desde el thriller, el noir, el asesinato serial hasta lo fantástico, lo apocalíptico, los monstruos de todo tipo… y siempre con una capacidad narrativa excelsa, sin giros efectistas. Magnífico.
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