No es de extrañar que el PP no vuelva a dar la mayoría alternativa por garantizada Leer
Camina el PP por senderos intrincados en esta primavera de ocaso sanchista, debatido entre dar la caña al Gobierno que le pide un electorado ansioso y no abandonar la vía centrista que le permite ser alternativa mayoritaria. La derechona y la derechita, juntas contra Sánchez.. La manifestación del próximo domingo bajo el lema «democracia o mafia» respondería a lo primero, necesitado como está Feijóo de la aprobación de la derecha más militante. El congreso del próximo mes respondería a lo segundo, necesitado como está Feijóo de un programa identificable y contundente que le sitúe un poco más allá de las pancartas y atraiga en masa a esa clase media que aspira a que su país vuelva a funcionar de forma normal, con sus instituciones limpias, sus impuestos razonables y su Gobierno con Presupuestos.. Ocurre que no es fácil este eterno equilibrio al que se ven abocados los líderes del PP. Bien lo saben Aznar y Rajoy, que atravesaron dilemas parecidos. También Feijóo, con la experiencia de las malogradas elecciones de 2023. La tesis más extendida entre los populares es que un mal diagnóstico demoscópico les llevó a dar por hecha la mayoría alternativa y a orientar su estrategia en ganar votos por la derecha. Y que esto provocó dos efectos indeseados: la pasividad de parte de su electorado y, sobre todo, la movilización del votante contrario. En el PSOE aún siguen sin creerse que ganaran un millón de votos y no digamos ya que Yolanda Díaz alcanzara la cifra de tres millones de votos y 31 escaños.. La vía centrista, que sigue siendo oficialmente la línea de Génova, pretende evitar estos males. Vox está entre un 12% y un 15%, es un fenómeno que existe en todos los países de Europa y no va a desaparecer ni a cambiar a corto plazo. Limitado por un liderazgo confuso, especialmente en las autonomías, y por haber ligado su ideario político a un Trump que no va precisamente de éxito en éxito, a día de hoy es poco probable que supere esos porcentajes, pero tampoco que baje de ellos.. El PP ve margen de progreso por el centro y en las plazas en las que más sufrió hace dos años, como Cataluña. En esta entrega del sondeo de Sigma Dos le está quitando al PSOE el 5,8% de sus votos, que es ya un porcentaje interesante. Hace un mes era el 5%, así que hay progresión. No le cede apenas ninguno a los socialistas y las fugas a Vox existen, pero no suponen una sangría.. Con todos estos datos, Feijóo ha superado este mayo la barrera del 34%, rozando los 150 escaños. Con un Vox en el 13,5%, su mejor resultado en la encuesta desde las elecciones de 2023, no hay mucho más que rascar por ahora.. El riesgo principal para el PP es que un electorado de izquierdas acorralado decida aplicarse el manual de resistencia y se desprenda de su astenia. Una cosa es perder el partido y otra muy distinta es caer 0-5 contra el Atleti en el Bernabéu. El miedo a la derecha siempre ha sido un instrumento con el que agitar a ese porcentaje de la población que odia al contrario por encima de todas las cosas. Lo han utilizado todos, desde Felipe hasta Zapatero, y el Sánchez levantador de tapias es un maestro en este campo.. En la encuesta de este mes, PSOE y Sumar suben 1,1 puntos entre los dos. Lo han hecho en las semanas del apagón, los trenes, los whatsapps a Ábalos, el envío a juicio del hermanísimo y su aforado Gallardo, y el frenesí de la fontaneraLeire para tapar goteras. Si con este menú salen estos postres, no es de extrañar que el PP no vuelva a dar la mayoría alternativa por garantizada.
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