Miquel Valls acaba de cumplir 40 años, pero el cambio de década no ha alterado ninguno de sus objetivos vitales ni profesionales. Cada mañana nos da los buenos días desde Espejo Público en Antena 3 aunque en su curriculum aparecen reflejados el esfuerzo y la constancia que le han llevado a conquistar otros programas y cadenas de televisión. Familiar, cercano y divertido, desde hace tres años mantiene un discreto noviazgo con el también periodista David Valldeperas, director de Ni que fuéramos.. «No he tenido problema en salir de un proyecto para entrar en otro». «La tele no me ha cambiado, sigo teniendo muy presente cuáles son mis orígenes». «David y yo intentamos separar muy bien lo que es nuestra vida profesional de nuestra vida personal»
El presentador acaba de cumplir 40 años, algo que no ha alterado sus objetivos vitales ni profesionales.
Miquel Valls acaba de cumplir 40 años, pero el cambio de década no ha alterado ninguno de sus objetivos vitales ni profesionales. Cada mañana nos da los buenos días desde Espejo Público en Antena 3 aunque en su curriculum aparecen reflejados el esfuerzo y la constancia que le han llevado a conquistar otros programas y cadenas de televisión. Familiar, cercano y divertido, desde hace tres años mantiene un discreto noviazgo con el también periodista David Valldeperas, director de Ni que fuéramos.. El día 4 de enero cumplió a 40 años. ¿Cómo es la vida desde allí?. Igual que con los 39, si te soy sincero. Es cierto que hubo una época en la que me gustaba cumplir años porque me decían continuamente que era muy joven para desarrollar ciertas cuestiones o que no estaba preparado para otras… pero ya los 40 suenan diferente. Además, todo el mundo me dice que la mejor etapa viene ahora, de los 40 a los 50.. A pesar de su juventud lleva toda una vida en televisión. ¿Le da vértigo mirar atrás?. No, siento satisfacción porque he tenido la suerte de trabajar en muchas cadenas y con equipos muy dispares. Cuando he sentido que necesitaba contar historias nuevas, no he tenido problema en salir de un proyecto para entrar en otro. En esta profesión casi todo es parecido, salvo el entorno y el paisaje.. «No he tenido problema en salir de un proyecto para entrar en otro». Ahora está en Espejo Público moderando ese sofá amarillo en el que sucede de todo.. Sí, cuando empezamos pensé que el color nos iba a traer mala suerte, pero está claro que no. En ese sofá pasa de todo porque la verdad es que los colaboradores representan muy bien a la sociedad y ocurre lo que sucede en cualquier casa cuando se expone un tema de conversación: cada uno opina lo que quiere pero con respeto. Eso incluye también momentos surrealistas.. Y además tiene a su lado a Susanna Griso, que está más gamberra que nunca.. Creo que Susanna está en su mejor momento. La veo disfrutar. Es muy buena compañera y existe una gran complicidad. Nos miramos y ya sabemos qué pensamos de cada frase que escuchamos y cada tema que tocamos. Tengo mucha suerte de madrugar junto a ella.. ¿Tiene marcada alguna línea roja?. No, porque creo que todo se puede hacer siempre y cuando no se esté cometiendo un delito y sea tratado con respeto. Es importante que se pueda preguntar y responder desde la educación, sin perder el control, pero mostrándose tal y como uno es. Si un personaje del corazón, político, empresario se molesta o se enfada en una tertulia o entrevista, me parece también que se tiene que evidenciar.. ¿No le da pudor enseñar sus entrañas?. Soy igual que en la tele: directo y no tengo doblez. Si tengo que llorar, lloro; si me tengo que enfadar, me enfado y si tengo que romper a reír, lo hago porque esa es mi esencia. La tele no me ha cambiado, sigo teniendo muy presente cuáles son mis orígenes y cuál es mi entorno.. «La tele no me ha cambiado, sigo teniendo muy presente cuáles son mis orígenes». ¿Tiene amigos en la tele?. Sí, los tengo y muy buenos. Es cierto que es un reto, que no es fácil encontrarlos, pero cuando los tienes sabes que son para siempre. Aunque estén, por ejemplo, en otras cadenas, me alegro muchísimo de todo lo bueno que les ocurra. Tal vez sea lo único que me he llevado de las redacciones por las que he pasado.. ¿A qué se refiere?. Nunca dejo objetos personales en los lugares que habito por trabajo porque siempre he creído que la tele es un lugar de paso. Por eso, aunque cuando era más joven me daba más miedo, ahora no temo a los cambios. En la tele no puedes hacer planes, tienes que vivir el día a día, todo depende de la audiencia.. En este sentido, parece que estamos viviendo un renacimiento con nuevos programas y planteamientos mucho más panorámicos.. Sí, la televisión debe adaptarse a las nuevas generaciones y creo que lo está consiguiendo dando, por ejemplo, continuidad a aquello que ocurre en las redes sociales. Al final lo que se pretende es que un contenido funcione en todos los formatos, conocer las historias que hay detrás de quienes cuentan en Internet, sus problemas, sus frustraciones, sus miedos… Mi padre, por ejemplo, durante los últimos años de su vida se convirtió en un analista de audiencia muy acertado. Y eso que era arquitecto.. ¿Le echa de menos?. Sí, falleció en octubre del año pasado y no está siendo fácil. Las Navidades como te podrás imaginar han sido muy complicadas. Sufrió un cáncer muy invasivo con una lucha tremenda durante tres años que nos dejó a todos devastados. Ha sido un referente muy importante para mí.. ¿En quién se apoya cuando la vida duele?. En mis amigos, mi madre, y en David (Valldeperas). En los momentos más complicados es tu entorno más próximo el que te hace salir a flote, son los agarres seguros que te permiten seguir.. ¿No se vuelven locos dos periodistas televisivos siendo pareja?. No (ríe). Nosotros lo llevamos muy bien, de momento seguimos estando muy cuerdos. Creo que el éxito es cumplir a rajatabla una máxima: en casa no hablamos de trabajo.. «David y yo intentamos separar muy bien lo que es nuestra vida profesional de nuestra vida personal». ¿Entonces no tienen guerras por informaciones o contenidos?. ¡En absoluto! Es que intentamos separar muy bien lo que es nuestra vida profesional de nuestra vida personal y nuestro entorno. Eso no impide, claro está, que si en algún momento hay que pedir un consejo o hacer una consulta, podamos hacerlo con toda la libertad. Pero él está con sus compañeros y yo con los míos.. ¿Es usted feliz?. Tengo muchos motivos para serlo, pero con la muerte de mi padre es imposible sentirme bien. Eso sí, estoy en el camino, en ese camino hacia la felicidad.
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