Estamos en u n final de año magnífico. Enormes discos alimentan nuestros tocadiscos. Llega a la aguja este Modelo para armar de From editado por El Volcán Música. Comienza con un bajo heredado de los tres cipreses de principio de los ochenta, Se me caen los ojos, como si las hojas fueran almas esperando una oportunidad para volver en forma de ánima o canción al terruño. Una sección rítmica opiácea, Zona de exclusión, como si John Coltrane se encontrará con el Aviador Dro y nos devolvieran a los tiempos de El Eternauta. Derretidos camino de Termusch, el hotel maldito donde los últimos hombres convivían en un final aséptico. Sería muy fácil hablar de Décima Víctima o el minimalismo de la guitarra a lo Joy Division. Hay que seguir escarbando, con o sin guantes de protección. Porque de pronto llega una guitarra española, cuerdas de Bronquio, de Antonio Arias esperando el sol con las gafas de sol que le robó a Eric, que burbujea el prestigio de la tradición para seducirnos con la inmensa Una flor azul y otra naranja.. Puedo ver tu casa desde aquí, de nuevo con un bajo sacado de lo más profundo del bosque, nos hipnotizamos en llamaradas de Les Conches Velasques o cascabeles de fiestas paganas en fronteras imposibles. Ateca recoge naranjas, como una canción apócrifa de Los Clónicos. Base de Drum&Bass orgánico, con una voz robótica, chamuscada y digital, Entró sin preguntar tiene algo de Gary Numan o, más cerca, Diseño Corbusier en clave pop.. Damos la vuelta al disco: Limpiar Con Alquitrán / Mis Amigos Se Acuerdan De Mí, ecos de dub, Cabaret Voltaire, Peter Murphy pasado de cristal en una autopista de Los Ángeles mientras David Lynch le está llamado a un Motorola en 1997. Juguetea con Electromotriz, emuladores de los aullidos de un comprador de los discos de cera piratas difuminados por Nicolás Tesla a lo largo de la Europa más profunda. Bajo el sol tiene algo de oscuridad mesiánica, de Tru’nembra, el Ángel de la Música surgido del sonido de las flautas de Azathoth.. Volvemos a la guitarra acústica, en la línea del costumbrismo de Leone o Pablo und Destruktion, lírica de Pedro Salinas y cajas de ritmo. La República de Weimar en Qué me puedes ofrecer recuerdan a los Alphaville, punk, after punk, protopunk desde Mar Otra Vez. Convocamos a Lucifer en el modo tropicalista hundido, los pelícanos de los canales, Me prefiero quedar, las primeras canciones de El niño gusano, con un eco que demanda la atención de Scott Walker. Y el final, con un temblor sintetizador, Siempre que pasa el tren, en ese modo bucólico que tenía la JR cuando quería hacernos olvidar su genética de ruidismo.. Uno de los discos en lo que lo experimental y arriesgado se dejan calentar el alma brevemente por el pop, donde lo sintético y oscuro calientan la plata junto con la tradición y la guitarra limpia. Uno de los descubrimientos del año.
Música
Estamos en u n final de año magnífico. Enormes discos alimentan nuestros tocadiscos. Llega a la aguja este Modelo para armar de From editado por El Volcán Música. Comienza con un bajo heredado de los tres cipreses de principio de los ochenta, Se me caen los ojos, como si las hojas fueran almas esperando una oportunidad para volver en forma de ánima o canción al terruño. Una sección rítmica opiácea, Zona de exclusión, como si John Coltrane se encontrará con el Aviador Dro y nos devolvieran a los tiempos de El Eternauta. Derretidos camino de Termusch, el hotel maldito donde los últimos hombres convivían en un final aséptico. Sería muy fácil hablar de Décima Víctima o el minimalismo de la guitarra a lo Joy Division. Hay que seguir escarbando, con o sin guantes de protección. Porque de pronto llega una guitarra española, cuerdas de Bronquio, de Antonio Arias esperando el sol con las gafas de sol que le robó a Eric, que burbujea el prestigio de la tradición para seducirnos con la inmensa Una flor azul y otra naranja.. FromEl Volcán Música. Puedo ver tu casa desde aquí, de nuevo con un bajo sacado de lo más profundo del bosque, nos hipnotizamos en llamaradas de Les Conches Velasques o cascabeles de fiestas paganas en fronteras imposibles. Ateca recoge naranjas, como una canción apócrifa de Los Clónicos. Base de Drum&Bass orgánico, con una voz robótica, chamuscada y digital, Entró sin preguntar tiene algo de Gary Numan o, más cerca, Diseño Corbusier en clave pop.. PortadaEl Volcán Música. Damos la vuelta al disco: Limpiar Con Alquitrán / Mis Amigos Se Acuerdan De Mí, ecos de dub, Cabaret Voltaire, Peter Murphy pasado de cristal en una autopista de Los Ángeles mientras David Lynch le está llamado a un Motorola en 1997. Juguetea con Electromotriz, emuladores de los aullidos de un comprador de los discos de cera piratas difuminados por Nicolás Tesla a lo largo de la Europa más profunda. Bajo el sol tiene algo de oscuridad mesiánica, de Tru’nembra, el Ángel de la Música surgido del sonido de las flautas de Azathoth.. Volvemos a la guitarra acústica, en la línea del costumbrismo de Leone o Pablo und Destruktion, lírica de Pedro Salinas y cajas de ritmo. La República de Weimar en Qué me puedes ofrecer recuerdan a los Alphaville, punk, after punk, protopunk desde Mar Otra Vez. Convocamos a Lucifer en el modo tropicalista hundido, los pelícanos de los canales, Me prefiero quedar, las primeras canciones de El niño gusano, con un eco que demanda la atención de Scott Walker. Y el final, con un temblor sintetizador, Siempre que pasa el tren, en ese modo bucólico que tenía la JR cuando quería hacernos olvidar su genética de ruidismo.. Uno de los discos en lo que lo experimental y arriesgado se dejan calentar el alma brevemente por el pop, donde lo sintético y oscuro calientan la plata junto con la tradición y la guitarra limpia. Uno de los descubrimientos del año.
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