Por más que los años pasen, hay caminos que no se abandonan, sino que se intensifican. Modesto Lobón Sobrino, exdiputado en las Cortes de Aragón en dos Legislaturas y exconsejero del Gobierno aragonés, ha encontrado en la literatura un medio para seguir explorando las grandes preguntas de la vida. Retirado ya de la política activa, ha publicado Atman (esencia, aliento, ser) (ya disponible en Amazon Libros), su séptima novela, ambiciosa en su forma y profundamente espiritual en su fondo, donde convergen las corrientes religiosas del hinduismo, el cristianismo y el budismo.. La historia se sitúa en la India y se articula en torno a dos romances que sirven como vehículo para una reflexión mayor sobre la espiritualidad, el amor, el erotismo y la posibilidad de un diálogo sincero entre religiones. Pero lo que hay detrás es un proyecto filosófico y teológico. Atman, explica Lobón, «es una palabra sánscrita que alude al alma, al ser profundo, al aliento de la vida. Es una noción que remite a lo misterioso, lo inefable. Y es también el título más adecuado para una novela que se pregunta por el sentido de la existencia».. «No he dejado de escribir nunca», asegura el autor, «pero ahora tengo el tiempo que antes no tenía». Ese impulso creativo lo ha volcado en una obra de casi 300 páginas, que se desarrolla en paralelo a la Primera Cumbre Mundial Budista, celebrada en Nueva Delhi en 2023. La elección del escenario no es casual: «La India es una mezcla fascinante de tradición espiritual y modernidad tecnológica. Es el entorno ideal para cruzar ideas de Oriente y Occidente».. La novela reúne a dos parejas, una formada por un sacerdote español y una azafata hindú con doble espiritualidad; otra, por un cirujano agnóstico y una anestesista budista. Ambas relaciones son caminos hacia una misma idea: «Que el amor es el destino último del ser humano», apunta Lobón. Y no un amor abstracto, sino encarnado, corporal. «Venimos del Dios amor y a Él volvemos. Y nuestra estructura corporal es el único vehículo para alcanzar esa plenitud mientras estamos vivos».. De ahí una de las tesis centrales de Atman, en palabras del propio autor: «La divinización es el destino del ser humano». Una afirmación con resonancias teológicas que resume su visión esperanzada sobre el lugar del hombre en el universo.. No es casual que los protagonistas experimenten una fuerte atracción física y erótica: Lobón entiende el erotismo como parte esencial del itinerario espiritual. «La espiritualidad sin cuerpo no es plena. Solo a través del cuerpo se puede experimentar el amor verdadero en esta vida. Lo otro es para después de la muerte».. En ese sentido, su concepto del amor no se aleja de lo teológico: lo intensifica. «La novela plantea que la realización del ser humano está en su condición amorosa. Y que esta realización pasa también por el otro y por el tú. Eso es lo que llamo el ‘andrógino trascendente’: la fusión complementaria entre lo masculino y lo femenino».. Uno de los ejes de Atman es el diálogo interreligioso. Lobón lo defiende con pasión: «Las religiones han dado respuestas diferentes, pero el misterio es uno. En lugar de enfrentarnos, deberíamos caminar juntos, escuchándonos». En la novela, los personajes no solo dialogan, también cuestionan. Se pone en tela de juicio el pecado original, el celibato obligatorio, la exclusión de las mujeres del sacerdocio…. «No creo en el pecado original», dice Lobón sin rodeos. «Me parece un mito judío que el cristianismo adoptó y nunca revisó. Dios no es un juez, es amor. Nos ha creado por amor y para amar. Y si uno descubre eso, siente el deseo irrefrenable de compartirlo. Esa es la verdadera vocación sacerdotal».. También considera urgente que la Iglesia abra el sacerdocio a las mujeres y abandone el celibato obligatorio. «El papa Francisco dejó claro que es una reforma pendiente. No lo hizo él, pero alguien deberá hacerlo. No se puede seguir manteniendo una norma que no responde ni a la naturaleza humana ni al espíritu del Evangelio».. Aunque los personajes son ficticios, Lobón reconoce que hay mucho de sí mismo en ellos. «Son vehículos para expresar mis ideas, vivencias, emociones. Por eso empleo tanto el diálogo: me permite transmitir tanto pensamientos como sentimientos».. Uno de los personajes femeninos más destacados, Navani, encarna la posibilidad de una espiritualidad híbrida. «Es cristiana e hinduista a la vez, sin contradicciones. Representa la apertura, el deseo de entender al otro, de vivir sin miedo a lo diferente».. Atman no es una novela de respuestas, sino de preguntas. «Va dirigida a los que buscan infatigablemente», dice Lobón, citando la dedicatoria del libro. Y tiene claro su mensaje para quienes puedan sentirse incómodos por sus planteamientos: «Les diría que no pretendan encerrar a Dios en conceptos. Dios no se define, se experimenta. Y para eso hay que vivir en búsqueda permanente. El verdadero creyente no es quien dice haber encontrado, sino quien sigue buscando».
El expolítico y escritor acaba de publicar su séptima novela, donde amor e ideas teológicas articulan el relato.
Por más que los años pasen, hay caminos que no se abandonan, sino que se intensifican. Modesto Lobón Sobrino, exdiputado en las Cortes de Aragón en dos Legislaturas y exconsejero del Gobierno aragonés, ha encontrado en la literatura un medio para seguir explorando las grandes preguntas de la vida. Retirado ya de la política activa, ha publicado Atman (esencia, aliento, ser) (ya disponible en Amazon Libros), su séptima novela, ambiciosa en su forma y profundamente espiritual en su fondo, donde convergen las corrientes religiosas del hinduismo, el cristianismo y el budismo.. La historia se sitúa en la India y se articula en torno a dos romances que sirven como vehículo para una reflexión mayor sobre la espiritualidad, el amor, el erotismo y la posibilidad de un diálogo sincero entre religiones. Pero lo que hay detrás es un proyecto filosófico y teológico. Atman, explica Lobón, «es una palabra sánscrita que alude al alma, al ser profundo, al aliento de la vida. Es una noción que remite a lo misterioso, lo inefable. Y es también el título más adecuado para una novela que se pregunta por el sentido de la existencia».. «No he dejado de escribir nunca», asegura el autor, «pero ahora tengo el tiempo que antes no tenía». Ese impulso creativo lo ha volcado en una obra de casi 300 páginas, que se desarrolla en paralelo a la Primera Cumbre Mundial Budista, celebrada en Nueva Delhi en 2023. La elección del escenario no es casual: «La India es una mezcla fascinante de tradición espiritual y modernidad tecnológica. Es el entorno ideal para cruzar ideas de Oriente y Occidente».. La novela reúne a dos parejas, una formada por un sacerdote español y una azafata hindú con doble espiritualidad; otra, por un cirujano agnóstico y una anestesista budista. Ambas relaciones son caminos hacia una misma idea: «Que el amor es el destino último del ser humano», apunta Lobón. Y no un amor abstracto, sino encarnado, corporal. «Venimos del Dios amor y a Él volvemos. Y nuestra estructura corporal es el único vehículo para alcanzar esa plenitud mientras estamos vivos».. De ahí una de las tesis centrales de Atman, en palabras del propio autor: «La divinización es el destino del ser humano». Una afirmación con resonancias teológicas que resume su visión esperanzada sobre el lugar del hombre en el universo.. No es casual que los protagonistas experimenten una fuerte atracción física y erótica: Lobón entiende el erotismo como parte esencial del itinerario espiritual. «La espiritualidad sin cuerpo no es plena. Solo a través del cuerpo se puede experimentar el amor verdadero en esta vida. Lo otro es para después de la muerte».. En ese sentido, su concepto del amor no se aleja de lo teológico: lo intensifica. «La novela plantea que la realización del ser humano está en su condición amorosa. Y que esta realización pasa también por el otro y por el tú. Eso es lo que llamo el ‘andrógino trascendente’: la fusión complementaria entre lo masculino y lo femenino».. Uno de los ejes de Atman es el diálogo interreligioso. Lobón lo defiende con pasión: «Las religiones han dado respuestas diferentes, pero el misterio es uno. En lugar de enfrentarnos, deberíamos caminar juntos, escuchándonos». En la novela, los personajes no solo dialogan, también cuestionan. Se pone en tela de juicio el pecado original, el celibato obligatorio, la exclusión de las mujeres del sacerdocio…. «No creo en el pecado original», dice Lobón sin rodeos. «Me parece un mito judío que el cristianismo adoptó y nunca revisó. Dios no es un juez, es amor. Nos ha creado por amor y para amar. Y si uno descubre eso, siente el deseo irrefrenable de compartirlo. Esa es la verdadera vocación sacerdotal».. También considera urgente que la Iglesia abra el sacerdocio a las mujeres y abandone el celibato obligatorio. «El papa Francisco dejó claro que es una reforma pendiente. No lo hizo él, pero alguien deberá hacerlo. No se puede seguir manteniendo una norma que no responde ni a la naturaleza humana ni al espíritu del Evangelio».. Aunque los personajes son ficticios, Lobón reconoce que hay mucho de sí mismo en ellos. «Son vehículos para expresar mis ideas, vivencias, emociones. Por eso empleo tanto el diálogo: me permite transmitir tanto pensamientos como sentimientos».. Uno de los personajes femeninos más destacados, Navani, encarna la posibilidad de una espiritualidad híbrida. «Es cristiana e hinduista a la vez, sin contradicciones. Representa la apertura, el deseo de entender al otro, de vivir sin miedo a lo diferente».. Atman no es una novela de respuestas, sino de preguntas. «Va dirigida a los que buscan infatigablemente», dice Lobón, citando la dedicatoria del libro. Y tiene claro su mensaje para quienes puedan sentirse incómodos por sus planteamientos: «Les diría que no pretendan encerrar a Dios en conceptos. Dios no se define, se experimenta. Y para eso hay que vivir en búsqueda permanente. El verdadero creyente no es quien dice haber encontrado, sino quien sigue buscando».
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