Conocida por su poesía y por haber dado vida junto a su marido, el escritor Lorenzo Silva, a la inspectora Manuela Mauri, Noemí Trujillo Giacomelli firma, esta vez sola, un nuevo título que es un tributo literario a otras mujeres que escribieron antes que ella y, sobre todo, un testamento vital. Trujillo (Barcelona, 1976) fue diagnosticada de cáncer mientras lo escribía, una circunstancia que se coló irremediablemente en su propósito y en su ánimo. El libro Noche de Reyes (Destino) es el tributo a ocho escritoras que conquistaron el Premio Nadal, que se falla de manera tradicional en la noche del 6 de enero, desde 1944. A Trujillo, que sueña con conquistarlo algún día, esos ejemplos ya clásicos, de Carmen Laforet a Inés Martín Rodrigo, le sirven de estímulo, igual que lo ha sido el dolor, los tratamientos, la quimioterapia y la incertidumbre que siembra el cáncer. En su título, con ecos navideños, hay mucha literatura, un sentido agradecimiento a todos los que la han cuidado (empezando por su marido) y una revisión del pasado más personal, no siempre exento de orfandad y soledad. Trujillo ‘cierra’ la Feria del Libro de Madrid este 15 de junio firmando su último libro.. La novela habla de la dificultad de asimilar un diagnóstico difícil y que escribí en parte entre la segunda y la tercera cirugía. La enfermedad es uno de los grandes temas que abordaron las escritoras españolas del siglo pasado. Lo que he aprendido es que esas autoras contribuyeron a construir el camino de las mujeres a la independencia. Sueño con ganar el Premio Nadal, pero quiero trabajar para conseguirlo. Confío en escribir algo que esté a la altura de ellas. Mi madre nunca fue mi referente, nunca nos entendimos; lo fue y lo es mi abuela, aunque lleve 20 años muerta. En 2027, mi marido y yo sacaremos la cuarta entrega de Manuela Mauri, aunque ambos tenemos trayectorias en solitario
La escritora, que se recupera de su enfermedad, rinde homenaje a las mujeres que ganaron el Premio Nadal
Conocida por su poesía y por haber dado vida junto a su marido, el escritor Lorenzo Silva, a la inspectora Manuela Mauri, Noemí Trujillo Giacomelli firma, esta vez sola, un nuevo título que es un tributo literario a otras mujeres que escribieron antes que ella y, sobre todo, un testamento vital. Trujillo (Barcelona, 1976) fue diagnosticada de cáncer mientras lo escribía, una circunstancia que se coló irremediablemente en su propósito y en su ánimo. El libro Noche de Reyes (Destino) es el tributo a ocho escritoras que conquistaron el Premio Nadal, que se falla de manera tradicional en la noche del 6 de enero, desde 1944. A Trujillo, que sueña con conquistarlo algún día, esos ejemplos ya clásicos, de Carmen Laforet a Inés Martín Rodrigo, le sirven de estímulo, igual que lo ha sido el dolor, los tratamientos, la quimioterapia y la incertidumbre que siembra el cáncer. En su título, con ecos navideños, hay mucha literatura, un sentido agradecimiento a todos los que la han cuidado (empezando por su marido) y una revisión del pasado más personal, no siempre exento de orfandad y soledad. Trujillo ‘cierra’ la Feria del Libro de Madrid este 15 de junio firmando su último libro.. ¿Cómo se encuentra actualmente de sus problemas médicos?Mucho mejor que hace tres meses. Casi totalmente recuperada. La gente que sabe que he pasado por un proceso oncológico cuando me ve por la calle me dice: «Pero si estás muy bien, no se te ha caído el pelo», porque hemos convertido el cabello en metáfora del dolor y el sufrimiento oncológico, pero cada cáncer es distinto y según la zona de tratamiento tienes unos efectos secundarios u otros. Todo cáncer deja unas cicatrices que se ven y otras que no se ven, yo estoy ahora intentando recuperarme de las cicatrices que no se ven.. La novela habla de la dificultad de asimilar un diagnóstico difícil y que escribí en parte entre la segunda y la tercera cirugía. Escribió este libro bajo operaciones y tratamientos muy duros. ¿Esto le sirvió de terapia, amortiguó sus miedos y dolores?En el libro hay cuatro temas importantes: la enfermedad, la familia, el amor y la literatura. Me gustaría aclarar que, aunque la enfermedad tiene bastante peso, no cuento mi tratamiento oncológico, no están presentes ni el hospital ni los médicos y enfermeras, ni la sala de quimioterapia, que me pareció el lugar más triste del mundo cuando la vi por primera vez. Es una novela que habla de la dificultad de asimilar un diagnóstico difícil y que escribí en parte entre la segunda y la tercera cirugía y después de la tercera intervención, ya que me encontraba regular y lo único que podía hacer era leer y escribir a ratos. Iba alternando periodos de baja y periodos de actividad para poder avanzar en la novela. La literatura sobre la enfermedad no cura, pero alivia y consuela. En ese sentido, puedo contestar que ‘sí’, que fue terapéutico.. ¿Cree que el desánimo es, a veces más inspirador, que la alegría? ¿Ya tenía este libro en mente cuando se le diagnosticó el cáncer?. El libro iba a ser algo completamente distinto. Yo tenía en la cabeza previamente una novela de tesis: quería escribir sobre las novelas escritas por mujeres que habían ganado el Premio Nadal en el siglo XX. ¿Por qué? Porque yo soy mujer y escribo y quiero ganar el Premio Nadal, algún día. Sueño con ello. El Premio Nadal es un premio muy importante en la historia literaria de nuestro país, cuando se creó no había apenas escritores en España, muchos habían muerto y otros estaban en el exilio; la literatura española, por aquellos tiempos, era un páramo y el Premio Nadal contribuyó a su renovación. Hoy, el premio sigue aportando un capital económico a quien lo gana, pero también uno simbólico: ganar el Nadal sigue siendo sinónimo de prestigio.. La enfermedad es uno de los grandes temas que abordaron las escritoras españolas del siglo pasado. ¿Por eso esta ‘revisión’ sobre su obra?Yo quise leer las novelas que habían escrito las mujeres que habían ganado el premio, empecé por Nada, de Carmen Laforet y terminé con Las formas del querer, de Inés Martín Rodrigo. Mientras tomaba notas para mi libro se produjeron las tres cirugías, tres posoperatorios, el tiempo de espera hasta las biopsias, el diagnóstico y la dificultad de asimilar ese diagnóstico y todo eso acabó formando parte de mi novela también, porque la enfermedad es uno de los grandes temas que abordaron las escritoras españolas del siglo pasado; está muy presente, por ejemplo, en Viento del Norte, de Elena Quiroga, y en Siempre en Capilla, de Luisa Forrellad. Tenía el libro en mente antes del cáncer, pero el diagnóstico cambió radicalmente el libro y, en mi opinión, creo que lo transformó en algo mejor, en un testimonio de vida.. ‘Una noche de Reyes’, de Destino.CEDIDA. ¿Qué han aportado a su vida escritoras como las que nombra, ‘fantasmas’ que han ido a visitarla (Carmen Laforet, Matute, Carmen Martín Gaite…)?Todos los lectores hemos soñado alguna vez con conversar con nuestro escritor favorito. ¿No? Por eso acudimos a ferias del libro, hacemos largas colas pese al calor, pedimos firmas…. En realidad, queremos hablar con la persona que ha escrito un libro que es especial para nosotros, con el que tenemos un vínculo. Pero, en mi caso, yo no podía hablar con Carmen Laforet ni con Ana María Matute ni con Carmen Martín Gaite, escritoras estas dos últimas de las que este año estamos de celebración por el centenario de su nacimiento. ¿Qué hice entonces? Me inventé que sus fantasmas literarios venían a visitarme a mi casa durante la Noche de Reyes y construí una conversación ficticia. Para saber lo que me han aportado hay que leer la novela.. Lo que he aprendido es que esas autoras contribuyeron a construir el camino de las mujeres a la independencia. ¿Es un regalo medicinal la lectura de sus libros?Son escritoras muy diferentes, todas. Ocho mujeres ganaron el Premio Nadal en el siglo XX y en sus libros están muy presentes temas como la familia, la enfermedad o la sexualidad femenina. Para mí, fue un regalo la lectura de sus libros, aprendí mucho. Todas esas lecturas me hacían reflexionar. Releía Nada de Carmen Laforet y me preguntaba: ¿La casa en la que vivimos condiciona nuestra felicidad? ¡Claro que sí! Releía a Carmen Martín Gaite y me preguntaba: ¿La familia le come a uno? ¡Pues en muchos momentos, sí! Releía a Ana María Matute y me preguntaba: ¿Seguimos viviendo en un tiempo mezquino que nos envilece? ¡Me temo que sí! Todas ellas plantearon cuestiones que siguen vigentes hoy y leer sus libros es un regalo si lo hacemos de forma crítica. No podemos consumir literatura como consumimos hamburguesas, la lectura debe enriquecernos, debe tener un sentido. Lo que yo he aprendido escribiendo Una noche de reyes es que las autoras que homenajeo contribuyeron con sus textos a construir el camino de las mujeres hacia nuestra independencia. Y eso es un regalo, sin ninguna duda.. Trujillo tiene 49 años.Judith Izquierdo/Destino. ¿Hay alguna que la haya marcado de una manera singular, por encima de las demás?El fantasma literario de Carmen Laforet tiene mucha presencia en mi novela, se encuentra al principio y al final, pero recorre toda la historia. Hay un momento en Nada, en el que Andrea dice: «Para ahuyentar a los fantasmas, salía mucho a la calle. Corría por la ciudad debilitándome inútilmente». Yo lo que hago es dejar que mis fantasmas literarios entren en mi casa. Nada ha sido para mí, tantos años después de ganar el Premio Nadal, una gran inspiración. Las palabras finales de Andrea, en las que siente que no se lleva nada de la casa de la calle Aribau, me hicieron reflexionar sobre qué me llevaba yo de cada casa en la que había vivido. Y de ello escribo en el libro.. Sueño con ganar el Premio Nadal, pero quiero trabajar para conseguirlo. Confío en escribir algo que esté a la altura de ellas. Dice que le gustaría ganar el Nadal. ¿Cree que su obra es merecedora, igual que sus homenajeadas y que su marido, Lorenzo Silva? ¿O simplemente sueña con ello?Sueño con ello, pero quiero trabajar para conseguirlo. Yo escribo despacio, no me voy a presentar al premio ni el año que viene ni el próximo, pero confío en que, algún día, seré capaz de escribir algo que esté a la altura de lo que escribieron las grandes autoras que homenajeo en mi novela. Pienso en ello a largo plazo. Si algún día consigo el Premio Nadal todos mis fantasmas literarios se alegrarán mucho de ello.. ¿Qué regalo de Reyes de niña recuerda? ¿Le influyó luego en algo, quizás ser escritora, madre, poeta…?Me gustaba mucho cuando los Reyes me traían libros. Mi abuela me regaló una Navidad un manual de mecanografía, que me resultó muy útil para comenzar a pasar máquina mis primeros escritos. Recuerdo que a todo el mundo le sorprendió que yo pasara horas y horas con la máquina de escribir, así que creo que sí que me influyó ese regalo.. Mi madre nunca fue mi referente, nunca nos entendimos; lo fue y lo es mi abuela, aunque lleve 20 años muerta. Su madre tiene una presencia muy importante en el libro. ¿Sigue no queriendo parecerse a ella? ¿Ha lavado cortinas o secretos como no hizo ella?¡Ay, mi madre! ¡Ay, los secretos! Mi madre nunca ha sido mi referente, lo fue y lo sigue siendo mi abuela, aunque lleve más de veinte años muerta. Me hubiera gustado tener una madre cariñosa y buena como la que retrata Natalia Ginzburg en Léxico familiar, pero no fue así: mi madre y yo no nos entendimos nunca. En mi casa no hay cortinas e intento que no haya secretos, pero no sé si es posible que dentro de una familia no existan secretos. Tanto Ana María Matute como Carmen Martín Gaite abordaron muy bien ese tema, ‘lo que no se dice’. El personaje de Matia, de Ana María Matute (Primera memoria), no le confiesa a su abuela que ha visto un muerto y el personaje de Natalia (Entre visillos), de Martín Gaite, no le dice a su padre que quiere marcharse del pueblo a estudiar a Madrid. Creo que es inevitable que siempre haya algo que no se confiese a la familia más cercana. A mí, por ejemplo, me costó mucho decirle a mi padre que había escrito este libro.. Trujillo y su marido, Lorenzo Silva.20M EP. Da la impresión de que no tuvo una infancia feliz, ni siquiera una adolescencia. ¿Eso predispone a la creación como refugio?. Hubo momentos de luz, pero no demasiados. Toda mi infancia y adolescencia está marcada por tres acontecimientos: mi mala relación con mi madre, mi buena relación con mi abuela y un tiempo en el que mi padre no está. Desde esa soledad que siento comienzo a escribir y para mí, desde luego, la creación literaria y la lectura fueron formas de amparo.. Una catalana en Madrid. ¿Cuántas veces ha deseado regresar allí?No quiero volver a vivir de forma permanente en Barcelona, estoy bien en Madrid, pero me gusta regresar de vez en cuando.. En 2027, mi marido y yo sacaremos la cuarta entrega de Manuela Mauri, aunque ambos tenemos trayectorias en solitario. Este es su primer libro de no poesía en solitario. ¿Echa de menos a su marido, coautor de la saga de Manuela Mauri?Me encanta escribir con mi marido a cuatro manos, pero yo, igual que él, también tengo mi trayectoria en solitario. He escrito mucha poesía, soy y me reivindico como poeta, también me gusta mucho la no-ficción y en 2023 publiqué con Destino un ensayo titulado La maternidad era eso, donde reivindiqué la necesidad de colocar la maternidad en el centro del debate literario. En Una noche de Reyes está presente mi yo-poeta y mi yo-narrador, de hecho, cuento cómo nace la vocación literaria en mí. Este es uno de los grandes temas del libro, cómo se construye la voz de una escritora en el tiempo, cómo cambia, madura y evoluciona hasta estar en paz consigo misma y con los demás. Este es un libro que, por sus características, no habría podido escribir con mi marido, pero ya estamos trabajando juntos en la cuarta entrega de la serie de Manuela Mauri, que está previsto que se publique en 2027.
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