El 1 de junio Kiev llevó a cabo su mayor ataque contra la aviación rusa. La denominada Operación Telaraña, planeada durante más de año y medio, consistió en un ataque coordinado de 117 drones kamikaze a varias bases aéreas rusas, en el que 41 aviones enemigos fueron alcanzados. El ataque ha sorprendido por su precisión, que se atribuye a los servicios secretos de Ucrania pero también a los drones utilizados. Según Kiev, estos vehículos aéreos no tripulados fueron entrenados con inteligencia artificial para identificar a los bombarderos rusos y atacarlos.. Los drones lanzados por Kiev un día antes de la segunda ronda de negociaciones de paz en Estambul, en las que se acordó un nuevo canje de prisioneros, alcanzaron el 34% de los portadores de misiles de crucero estratégicos de Rusia, según el Servicio de Seguridad de Ucrania. Los aeródromos atacados han sido los siguientes: el de Belaya, a 4.500 km de la frontera ucraniana con Rusia; el de Dyagilevo, a 520 km de Ucrania; el de Olenya, a más de 2.000 km del territorio ucraniano; y el de Ivanovo, a más de 800 km de Ucrania. Moscú, por su parte, ha reconocido que Kiev también atacó la base de Amur, pero ha matizado que solo se registraron daños en dos aeródromos. Kiev ha estimado las pérdidas de Rusia en 7.000 millones de dólares.. Los medios de comunicación ucranianos han explicado que los drones kamikaze de pilotaje con visión remota llegaron por piezas a territorio ruso de manera encubierta y que fueron ensamblados en Cheliábinsk, ciudad ubicada en el centro-oeste de Rusia. Además, cabe destacar que debido a que estos tienen un alcance de entre dos y cinco kilómetros deben lanzarse cerca de sus objetivos. Ante esta situación, las fuerzas ucranianas tomaron la decisión de ocultar los drones en techos de falsas cabañas móviles hechas de madera que fueron trasladadas hasta las proximidades de los aeródromos rusos.. Tras llegar a su destino, las fuerzas ucranianas abrieron los techos de los denominados «camiones de Troya» por control remoto y lanzaron los drones contra las bases aéreas rusas. Una vez lanzados, las falsas cabañas de autodestruyeron. Sin embargo, esta brillante estrategia no ha sido la única clave del éxito de la operación. «Ucrania utilizó la inteligencia artificial para garantizar una precisión milimétrica. En la ciudad de Poltava, sede de un museo de aviación estratégica de largo alcance, se entrenaron drones mediante IA para reconocer y atacar aviones de forma que maximizaran la destrucción. Estos drones no actuaban al azar, sino que conocían sus objetivos», destaca el medio United 24.
Los drones llegaron por piezas de manera clandestina a Rusia y fueron ocultados en «camiones de Troya».
20MINUTOS.ES – Internacional
El 1 de junio Kiev llevó a cabo su mayor ataque contra la aviación rusa. La denominada Operación Telaraña, planeada durante más de año y medio, consistió en un ataque coordinado de 117 drones kamikaze a varias bases aéreas rusas, en el que 41 aviones enemigos fueron alcanzados. El ataque ha sorprendido por su precisión, que se atribuye a los servicios secretos de Ucrania pero también a los drones utilizados. Según Kiev, estos vehículos aéreos no tripulados fueron entrenados con inteligencia artificial para identificar a los bombarderos rusos y atacarlos.. Los drones lanzados por Kiev un día antes de la segunda ronda de negociaciones de paz en Estambul, en las que se acordó un nuevo canje de prisioneros, alcanzaron el 34% de los portadores de misiles de crucero estratégicos de Rusia, según el Servicio de Seguridad de Ucrania. Los aeródromos atacados han sido los siguientes: el de Belaya, a 4.500 km de la frontera ucraniana con Rusia; el de Dyagilevo, a 520 km de Ucrania; el de Olenya, a más de 2.000 km del territorio ucraniano; y el de Ivanovo, a más de 800 km de Ucrania. Moscú, por su parte, ha reconocido que Kiev también atacó la base de Amur, pero ha matizado que solo se registraron daños en dos aeródromos. Kiev ha estimado las pérdidas de Rusia en 7.000 millones de dólares.. Los medios de comunicación ucranianos han explicado que los drones kamikaze de pilotaje con visión remota llegaron por piezas a territorio ruso de manera encubierta y que fueron ensamblados en Cheliábinsk, ciudad ubicada en el centro-oeste de Rusia. Además, cabe destacar que debido a que estos tienen un alcance de entre dos y cinco kilómetros deben lanzarse cerca de sus objetivos. Ante esta situación, las fuerzas ucranianas tomaron la decisión de ocultar los drones en techos de falsas cabañas móviles hechas de madera que fueron trasladadas hasta las proximidades de los aeródromos rusos.. Tras llegar a su destino, las fuerzas ucranianas abrieron los techos de los denominados «camiones de Troya» por control remoto y lanzaron los drones contra las bases aéreas rusas. Una vez lanzados, las falsas cabañas de autodestruyeron. Sin embargo, esta brillante estrategia no ha sido la única clave del éxito de la operación. «Ucrania utilizó la inteligencia artificial para garantizar una precisión milimétrica. En la ciudad de Poltava, sede de un museo de aviación estratégica de largo alcance, se entrenaron drones mediante IA para reconocer y atacar aviones de forma que maximizaran la destrucción. Estos drones no actuaban al azar, sino que conocían sus objetivos», destaca el medio United 24.