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Me desconcierta un poco una noticia: que ahorramos mucho y consumimos poco.. Recuerdo cuando Zapatero miró al público y con su mejor sonrisa dijo: «¡a consumir!» Obediente, salí y fui a un bar cercano, dispuesto a pedir 12 Coca-colas. Mientras iba, tuve un ramalazo de lucidez y, al llegar al bar, pedí una. Le añadí un chorrito de ginebra para consumir un poco más y obedecer al que entonces era nuestro presidente.. Luego pensé que, a nivel individual, es bueno gastar con la cabeza. Y, por lo que leo, a medida que lo individual va creciendo —una persona, dos, tres…— se llama «germanización» y se vuelve malo.. Esto lo dice gente prestigiosa y el gobierno va y les hace caso. Un estado dirigido por un gobierno sin presupuesto, que gasta al año 50.000 millones más de lo que ingresa, que debe 1.650 miles de millones y que paga 31.000 millones de intereses ya cumple con lo de gastar mucho y ahorrar poco.. Normalmente, al que gasta mucho se le puede ocurrir apretar en impuestos al que ahorra mucho, para destinar ese dinero a lo que llaman inversiones productivas, que son de dos clases: las inversiones necesarias para el país y las impuestas por la pertenencia a la UE.. Un ejemplo de una tercera clase, no productiva, es la traducción de todo lo que escribe catalán, gallego y euskera. Tiene que quedar claro que esto no tiene oculta ninguna inquina hacia Cataluña, Galicia o Euskadi. Es un simple truco, carísimo, de Sánchez para mantener SU silla, la suya. Todas las demás argumentaciones son falsas. Por cierto, Puigdemont lo está haciendo de cine, como decía un amigo mío.. Más ejemplos. La campaña de Yolanda Díaz dirigida al no trabajo en busca de la felicidad. Esta señora no sabe lo que es y para qué existe la empresa. Sus estudios se acabaron en la Revolución Industrial y en la dictadura del proletariado y allí se quedó. Tener que depender de la ignorancia de esta moza y de su repercusión en LA silla de Sánchez es otra de nuestras desgracias.. Simultáneamente con nuestras tonterías o los trabajos de Sánchez para SUS cosas, están las órdenes que recibimos de Úrsula Von Der Leyen y de Christine Lagarde y las últimas y rocambolescas Órdenes Ejecutivas que firme Trump previas al paso por los tribunales para que se las tumben y él diga que no les hace caso.. O sea, prudencia, que las cosas están revueltas y no es cosas de que hagamos alguna estupidez. Y que en casa nos digan que hemos sido bobos y nosotros, enrojecidos de vergüenza, le echemos la culpa a la «germanización».
Actualidad Económica // elmundo