Fue un viernes 13 de octubre de 1307 cuando Felipe IV ordenó detener a todos los templarios, quienes sufrieron “terribles torturas”. Así lo contó EL PAÍS hace años con el objetivo de explicar el origen que vincula los viernes 13 y la mala suerte. En el artículo se mencionaba la existencia de otras especulaciones: los 13 comensales de la última cena y la crucifixión y muerte de Jesús en viernes, son dos de ellas.. Seguir leyendo
Los 13 comensales de la última cena y la crucifixión y muerte de Jesús en viernes son algunas de las especulaciones
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Fue un viernes 13 de octubre de 1307 cuando Felipe IV ordenó detener a todos los templarios, quienes sufrieron “terribles torturas”. Así lo contó EL PAÍS hace años con el objetivo de explicar el origen que vincula los viernes 13 y la mala suerte. En el artículo se mencionaba la existencia de otras especulaciones: los 13 comensales de la última cena y la crucifixión y muerte de Jesús en viernes, son dos de ellas.. También existe esta superstición con los martes 13, otro día que supuestamente trae mala suerte, aunque su origen no está claro. Según se recoge en el artículo, publicado en 2008, “algunas tradiciones apuntan a la relación entre el martes y el dios de la guerra romano, Marte, al que se relaciona con la muerte”.. El filósofo Javier Sádaba recalcaba a EL PAÍS la importancia del número, que vendría de rituales paganos, previos al cristianismo. De hecho, la triscaidecafobia es el vocablo griego que sirve para denominar el miedo irracional al número 13.. Lo que está claro es que el número 13 tiene muy mala prensa: ascensores sin ese número, aerolíneas sin fila 13 o habitaciones de hotel que evitan el 13 son buenos ejemplos. Aunque también puede ser muy buen gancho: la película Viernes 13, que se estrenó hace más de 40 años, es un clásico del cine de terror. El furor por este día es tal, que una de las búsquedas habituales en Google de esta jornada es “¿Qué pasa el viernes 13?”.. Algunos ascensores no tienen el botón de la planta 13, un número con muy mala fama. Karl Tapales (Getty Images). El psicólogo Antonio Cano-Vindel contaba en EL PAÍS que las supersticiones son “una explicación de la realidad basada en creencias irracionales, no científicas”. En definitiva, una forma de echarle la culpa a algo ajeno para quitársela uno mismo.