Seguro que has oído y usado más de una vez la expresión ‘hacerse el sueco’ que solemos soltar cuando alguien se hace el despistado, finge que no ha entendido algo o evita meterse u opinar de un asunto.. Pero… ¿tiene algo que ver con los suecos? Pues no. O al menos, no con los habitantes del país escandinavo.. Según la mayoría de expertos en etimología, la expresión no tiene nada que ver con nacionalidades, sino con calzado. Más concretamente, con los zuecos: esos zapatos de madera que llevan tradicionalmente quienes pasan muchas horas de pie. La clave está en la raíz latina soccus, una especie de pantufla que usaban los actores de comedia en la antigua Roma. De soccus derivan palabras como zueco, zocato o zoquete (sí, esa que también usamos para hablar de alguien torpe o corto de entendederas).. Con el tiempo, hacerse el sueco pasó a significar justamente eso: hacerse el que no entiende, el que no reacciona, el que se ‘queda quieto’ o se desentiende, como si llevara unos pesados zuecos.. Existen otras teorías sobre su origen, como la que indica que proviene de marineros suecos que no entendían el idioma al llegar a los puertos de España, e incluso hay quien señala a un supuesto diplomático sueco que fingió desinterés ante Napoleón, aludiendo que no entendía lo que le decía… pero ninguna de estas hipótesis tiene base sólida ni respaldo académico.. La propia Real Academia Española de la lengua (RAE) recoge en su diccionario la expresión ‘Hacerse el sueco’ con la acepción de ‘Desentenderse de algo, fingir que no se entiende’ e indicando que proviene del latín ‘soccus’ (zueco): https://dle.rae.es/sueco?m=form2#YdyEKEV. Acaba de ponerse en marcha una campaña lanzada e impulsada desde la Embajada de Suecia en España en la que el embajador, Per-Arne Hjelmborn, ha remitido un comunicado con el que desea cambiar el significado y sentido de la expresión y cuyo lema en la campaña es ¿Y si hacerse el sueco dejara de ser sinónimo de fingir desinterés y se convirtiera en un gesto de responsabilidad ecológica?. Cuidar el planeta, reciclar, cerrar el grifo, usar el transporte público… ¿No sería bonito que al ver a alguien hacer todo eso dijéramos: ‘¡Mira cómo se hace el sueco!’?. La campaña se difunde en redes con el hashtag #HazteElSuecoDeVerdad, y desde aquí quiero agradecer públicamente a la Embajada de Suecia el detalle que han tenido conmigo, haciéndome llegar a casa una caja que contiene un diccionario de la lengua española y un dulce típico sueco llamado Fika, de la pastelería Nordiquebakers. Delicioso, por cierto.. Así que ya lo sabemos y la próxima vez que veamos a alguien actuar con conciencia medioambiental, le diremos con orgullo… ¡Mira cómo se hace el sueco!
Seguro que has oído y usado más de una vez la expresión ‘hacerse el sueco’ que solemos soltar cuando alguien se hace el despistado, finge que no ha entendido algo o evita meterse u opinar de un asunto. Pero… ¿tiene algo que ver con los suecos? Pues no. O al menos, no con los habitantes del país escandinavo.
Seguro que has oído y usado más de una vez la expresión ‘hacerse el sueco’ que solemos soltar cuando alguien se hace el despistado, finge que no ha entendido algo o evita meterse u opinar de un asunto.. Pero… ¿tiene algo que ver con los suecos? Pues no. O al menos, no con los habitantes del país escandinavo.. Según la mayoría de expertos en etimología, la expresión no tiene nada que ver con nacionalidades, sino con calzado. Más concretamente, con los zuecos: esos zapatos de madera que llevan tradicionalmente quienes pasan muchas horas de pie. La clave está en la raíz latina soccus, una especie de pantufla que usaban los actores de comedia en la antigua Roma. De soccus derivan palabras como zueco, zocato o zoquete (sí, esa que también usamos para hablar de alguien torpe o corto de entendederas).. Con el tiempo, hacerse el sueco pasó a significar justamente eso: hacerse el que no entiende, el que no reacciona, el que se ‘queda quieto’ o se desentiende, como si llevara unos pesados zuecos.. Existen otras teorías sobre su origen, como la que indica que proviene de marineros suecos que no entendían el idioma al llegar a los puertos de España, e incluso hay quien señala a un supuesto diplomático sueco que fingió desinterés ante Napoleón, aludiendo que no entendía lo que le decía… pero ninguna de estas hipótesis tiene base sólida ni respaldo académico.. La propia Real Academia Española de la lengua (RAE) recoge en su diccionario la expresión ‘Hacerse el sueco’ con la acepción de ‘Desentenderse de algo, fingir que no se entiende’ e indicando que proviene del latín ‘soccus’ (zueco): https://dle.rae.es/sueco?m=form2#YdyEKEV. Acaba de ponerse en marcha una campaña lanzada e impulsada desde la Embajada de Suecia en España en la que el embajador, Per-Arne Hjelmborn, ha remitido un comunicado con el que desea cambiar el significado y sentido de la expresión y cuyo lema en la campaña es ¿Y si hacerse el sueco dejara de ser sinónimo de fingir desinterés y se convirtiera en un gesto de responsabilidad ecológica?. Cuidar el planeta, reciclar, cerrar el grifo, usar el transporte público… ¿No sería bonito que al ver a alguien hacer todo eso dijéramos: ‘¡Mira cómo se hace el sueco!’?. La campaña se difunde en redes con el hashtag #HazteElSuecoDeVerdad, y desde aquí quiero agradecer públicamente a la Embajada de Suecia el detalle que han tenido conmigo, haciéndome llegar a casa una caja que contiene un diccionario de la lengua española y un dulce típico sueco llamado Fika, de la pastelería Nordiquebakers. Delicioso, por cierto.. Así que ya lo sabemos y la próxima vez que veamos a alguien actuar con conciencia medioambiental, le diremos con orgullo… ¡Mira cómo se hace el sueco!
20MINUTOS.ES – Cultura