Dónde reconstruir el pueblo suizo de Blatten, trece días después de la avalancha que lo sepultó dejando a 300 personas sin hogar y un desaparecido, es el dilema al que se enfrenta el Gobierno de Suiza. La peligrosidad del valle afectado ha complicado la situación por lo que se plantean otras posibilidades y se busca el mejor enclave para llevar a cabo la ardua tarea de reconstrucción, según ha remarcado la televisión nacional.. El consejero federal suizo y ministro de Medio Ambiente, Transportes, Energía y Comunicación, Albert Rösti, aseguró la semana pasada que no se permitirá ninguna construcción en zonas de máximo riesgo, pese a que en otras ocasiones sí se ha construido en lugares con esa clasificación.. Esto resulta un problema puesto que casi todo el valle del río Lonza, en el que ocurrió el desastre el 28 de mayo, está clasificado como zona de máximo riesgo de catástrofe natural, y las escasas áreas no amenazadas están en su mayoría ya edificadas.. Los expertos han concretado que sí se podría construir en una zona peligrosa si se instalan refuerzos frente a avalanchas, como ya se hizo hace un cuarto de siglo en otro pueblo arrasado por un corrimiento de tierra en el mismo cantón, Gondo. Allí 13 personas perdieron la vida en el año 2000.. Consecuencias del cambio climático. Blatten quedó enterrado en más de tres millones y medio de metros cúbicos de tierra y rocas, diez días después de que sus vecinos fueran evacuados, aunque uno de ellos, un hombre de 64 años, sigue desaparecido tras el desastre.. Varios expertos han alertado de que el caso de Blatten es una llamada de atención sobre las consecuencias del cambio climático en las regiones de montaña, donde zonas antes consideradas seguras podrían volverse inestables en los próximos años.. El glaciar de Birch, cuyo colapso ha causado el desastre natural, es uno de los muchos que está desapareciendo en los Alpes suizos, donde en apenas dos años se ha llegado a perder un 10% del agua de esas masas heladas, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El Gobierno descarta edificar en zonas de alto riesgo mientras busca un enclave seguro para la reconstrucción.
20MINUTOS.ES – Internacional
Dónde reconstruir el pueblo suizo de Blatten, trece días después de la avalancha que lo sepultó dejando a 300 personas sin hogar y un desaparecido, es el dilema al que se enfrenta el Gobierno de Suiza. La peligrosidad del valle afectado ha complicado la situación por lo que se plantean otras posibilidades y se busca el mejor enclave para llevar a cabo la ardua tarea de reconstrucción, según ha remarcado la televisión nacional.. El consejero federal suizo y ministro de Medio Ambiente, Transportes, Energía y Comunicación, Albert Rösti, aseguró la semana pasada que no se permitirá ninguna construcción en zonas de máximo riesgo, pese a que en otras ocasiones sí se ha construido en lugares con esa clasificación.. Esto resulta un problema puesto que casi todo el valle del río Lonza, en el que ocurrió el desastre el 28 de mayo, está clasificado como zona de máximo riesgo de catástrofe natural, y las escasas áreas no amenazadas están en su mayoría ya edificadas.. Los expertos han concretado que sí se podría construir en una zona peligrosa si se instalan refuerzos frente a avalanchas, como ya se hizo hace un cuarto de siglo en otro pueblo arrasado por un corrimiento de tierra en el mismo cantón, Gondo. Allí 13 personas perdieron la vida en el año 2000.. Blatten quedó enterrado en más de tres millones y medio de metros cúbicos de tierra y rocas, diez días después de que sus vecinos fueran evacuados, aunque uno de ellos, un hombre de 64 años, sigue desaparecido tras el desastre.. Varios expertos han alertado de que el caso de Blatten es una llamada de atención sobre las consecuencias del cambio climático en las regiones de montaña, donde zonas antes consideradas seguras podrían volverse inestables en los próximos años.. El glaciar de Birch, cuyo colapso ha causado el desastre natural, es uno de los muchos que está desapareciendo en los Alpes suizos, donde en apenas dos años se ha llegado a perder un 10% del agua de esas masas heladas, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).